15/10/11

Antonia la madre de Mari Carmen



Cuando se llega a los 60 sin quererlo el pensamiento hace un rebobinado de las muchas cosas que hiciste durante esos años y sin poder evitarlo vienen a la memoria historias de la niñez, los primeros amores, tu primera vez y algunas otras que dejaron buenos recuerdos.
Recuerdo la historia que viví con Antonia y Mari Carmen, Antonia era la madre y Mari Carme la hija, una chica que durante un tiempo estuvo de novia con uno de los chicos de la pandilla, no puedo decir que fuéramos amigos, solo salíamos en la misma pandilla. Mari Carmen era morena, alta con un buen cuerpo aunque para mi gusto tenía poco pecho, tenia veinte i dos años yo en esa época solo veinte, cuando rompieron la chica intentaba darle celos tonteando conmigo, un día hablé con pepe que así se llamaba el chico le dije que no se lo tomara a mal, que era ella la que me buscaba y él me dijo que tenía el campo libre y que lo aprovechara que era una chica que le iba la marcha y que él se la había tirado siempre que había querido, la palabra tirado en esos años era un lenguaje aunque poco respetuosos era el que usábamos cuando nos referíamos a tener relaciones sexuales con una chica.
Mari Carmen tenia un bonito cuerpo además bailando se pegaba como una lapa hacia que tuviera unas erecciones brutales, siempre acababa en algún lavabo haciéndome una paja. Ahora en estos años es fácil para los chavales echar un polvo pero en esa época que os cuento sino pagabas solo te quedaba el pajote.
Un domingo cuando salimos del baile la acompañe a su casa, habíamos tenido algún que otro magreo y bastantes morreos pero no habían pasado de algunos tocamientos por encima de la ropa, esa noche iba dispuesto a no acabar pajeandome en el lavabo sino mojando, llegamos al bloque de pisos donde ella vivía, a oscuras en un rincón que había bajo la escalera empezamos a meternos mano fue la primera vez que me dejó comprobar su calentura, llevaba una mini falda, me dejó acariciarla bajo la ropa cuando llevábamos un rato acariciándonos levante su falda hasta la cintura y quise ponérsela entre las piernas para metérsela, se la puse entre las piernas y intente metérsela ella me paro y me dijo que no, restregársela si pero metérsela no, yo estaba excitado y me dolían los testículos de la erección, me dijo que si quería me hacia una paja pero que de follar nada de, eso me cabreo me subí los pantalones le dije que para una paja no necesitaba a nadie y que se buscara otro tonto para pajearlo y me largue sin decirle adiós.
Pasaron varios meses sin saber nada de ella, un martes por la mañana que era el día que ponían el mercado en el pueblo me encontré con su madre, Antonia, me pregunto que había pasado con su hija que ya no iba a buscarla como antes, no recuerdo muy bien que le dije pero ella me pidió si podía ayudarle a llevar la compra a su casa que el carro pesaba mucho y ella ya estaba muy mayor. Antonia tenía unos cuarenta años y de mayor nada, todo lo contrario era una mujer andaluza de anchas caderas y un par de tetas de escándalo como a mí siempre me han gustado, no exageradas pero sí que bastante voluminosas, la acompañe hasta la puerta del piso donde vivía, una segunda planta sin ascensor, me pidió que entrara que me pondría una cerveza fresquita que me la había ganado, pasamos a la cocina y después de ponerme la cerveza dijo que iba a ponerse algo más cómoda, volvió con una bata de estar por casa al sentarse y tener varios botones desabrochados se le veían las piernas por encima de las rodillas se le veía también el sujetador al llevar algún botón también abierto, se empezó a notar el bulto de mi pantalón, ella se dio cuenta y no dejaba de mirar, una sonrisita la delataba, empezó a preguntarme qué había pasado con Mari Carmen, que porque habíamos reñido, que hacíamos muy buena pareja y esas cosas, le dije que solo éramos amigos pero ella con un guiño picaron me dijo pues para ser solo amigos buenos lotes os pegabais en el hueco la escalera, mientras me hacia esas confesiones no la apartaba su mirada de mi pantalón que seguía creciendo, se levantó guiñándome un ojo y me dijo mientras te acabas la cerveza voy a darme una ducha que me noto muy sudada y hace mucha calor, le dije que me tenía que ir que entraba a trabajar a las dos y ya eran las once pasadas y aun tenía que ir a casa y comer no me contestó y se metió al baño, a los pocos minutos salió del baño tan solo liada en una toalla de baño que le cubría los pechos y poco más, la miraba sin creer lo que estaba viendo en esos momentos no podía articular palabra, ella me dijo, ¿ qué te pasa te has quedado sin habla? ¿ no te gusta lo que ves o prefieres ver lo que estas imaginando y no ves? Dicho esto se abrió la toalla quedando totalmente desnuda, sus pechos eran voluminosos nada caídos con unas grandes aureolas moradas y unos pezones más oscuros tiesos, entre sus piernas una oscura mata de pelo que casi le llegaba al ombligo, madre de dios que pedazo de mujer, se dirigió a mi diciendo, si antes no había hecho nada por provocarte era porque salías con mi hija pero siempre imagine que algún día lo haría contigo y viendo el bulto de tu pantalón tu también me deseas, ven vamos al dormitorio, estiro mi mano y me llevo a la habitación, empezó a quitarme la ropa quedé solo con el calzoncillo ella mordiéndose los labios decía, madre santísima que tienes ahí escondido y una de sus manos me cogió el bulto por encima de la ropa se puso de rodillas me bajo la prenda hasta sacarla por los pies, sus manos abarcaron mi pene que estaba al máximo de rigidez con la otra mano me apretaba los testículos, sus manos me acariciaban el pene de mi boca se empezaban a escapar los primeros suspiros, la levante y la estire sobre la cama intentando ponerme encima para metérsela, ella me dijo espera, espera no tengas prisa, déjame primero y volvió a coger mi pene entre sus manos y empezó a subir y bajar por el tronco, sentí como acercaba su boca hasta sentir sus labios y su lengua le daba besitos, sentí como una descarga eléctrica, me iba a correr si no paraba, ella siguió masajeándome el pene mientras intentaba metérsela en la boca, con la otra mano suavemente me apretaba los testículos, su boca intentaba engullir la tranca que no le cabía en la boca, joder niño que pedazo cipote tienes nunca vi uno tan grande, mientras me decía eso sentí que no podía aguantar más y empecé a soltar chorros de leche caliente llenando mi vientre y sus manos, cuando acabe de correrme ella decía madre de dios cuanta leche tenias acumulada pareces una vaca lechera y se reía mientras seguía acariciando mi pene de arriba abajo ahora toda mojada y suave de la leche, se llevo los dedos a la boca y diciendo ummmm que rica esta y que suave es, ven ahora si puedes metérmela abrió sus piernas invitándome a que me pusiera sobre ella, con una mano buscaba entre la pelambrera negra la entrada de su sexo, sentí la humedad y el calor que desprendía su sexo mientras iba entrando.
Despacio, despacio sin prisas, así asiii, seguí apretando hasta sentir como los huevos rozaba primero la suavidad del vello y se apretaban entre sus ingles, Ella entrelazo mis piernas con las suyas y sus manos apretaban mi culo hacia ella para que el acoplamiento fuera el máximo, sentía como su sexo abrazaba mi pene seguí con un mete y saca primero despacito, ella me susurraba al oído, así mi amor así métemela toda hasta los huevos, méteme los huevos ohhhhhhh ahhhhhhh que bueno por dios, que polla más gorda tienes, y que caliente ummmm OHHHHHHHHHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHHHHH sigue sigue no pares, intentaba retrasar al máximo mi orgasmo ella seguía diciéndome venga lléname de leche caliente llenameeee, córrete que me muero de gusto AHHHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHHHHH. Seguí así sacándola y metiéndola durante al menos diez minutos ella se había corrida al menos cuatro veces me sentía mojado y la polla chapoteaba al entrar y salir de lo mojada que estaba, cada vez eran más rápidos los mete y saca y con más fuerza, a cada empujón ella dejaba escapar un gemido que al final casi eran gritos, mas, mas fuerte dame más fuerte, rómpeme, mátame cuando le daba un achuchón ella decía siiiiiii siiiiiiiiiiii massss MASSSSSSSSSSS FOLLAMEEEEEEEEEEEEE FOLLAMEEEEEEEEEEEEEEEEEE¡¡¡¡¡¡¡OHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!! ¡¡¡¡AHHHHHHHHHHH!!! lléname de leche calentita ya córrete correteeeeeeeeeeeeeeee, casi eran suplicas con la voz entre cortada, no pude aguantar más y de nuevo los chorros de leche caliente que ella me pedía inundaron sus entrañas, al sentirlos gemía y roncaba casi gritaba, paso sus piernas por mi cintura apretándome hacia ella mientras clavaba sus uñas en mis nalgas, apretaba y apretaba hasta quedar exhausta sobre la cama toda inmóvil y apretada a mi cuerpo con la respiración entrecortada, y seguía con la polla metida hasta el fondo descargando chorros de leche, cuando la respiración volvió casi a la normalidad ella me abrazaba fuerte y me besaba, es el mejor polvo que he echado en mi vida, muchachoooo que tranca más hermosa tienes, sentía como me quería atravesar me tocaba en el fondo, por dios casi me desmayo de gusto, seguíamos apretados abrazados, mi pene aun después de dos corridas no se había aflojado, ella paso una mano bajo sus piernas y me apretó los huevos, quiero dejarlos secos para que no vayas por ahí fallándote a nadie, la quiero solo para mí me decía, empezó a moverse bajo mi cuerpo haciendo movimientos rotatorios levantando su cuerpo y apretándome para que volviera a metérsela hasta los huevos, yo mordisqueaba sus tetas y chupaba los pezones que la volvían loca, esta vez tarde más de media hora en volverme a correr era la tercera en menos de dos horas, las veces que se corrió ella no las conté, pero fueron muchas, era insaciable, no se cansaba, mire el reloj y casi eran las dos salte de la cama y me vestí rápido, entraba a trabajar a las dos, iba a llegar tarde al trabajo y eso podría llevarme una sanción, me despedí de ella que aun permanecía estirada con las piernas abiertas, en las sabanas se notaba una gran mancha de la leche que salía de su sexo.
Salí rápido y a los pocos metros de la portería del bloque me cruce con Mari Carmen que se sorprendió al verme, no pude evitar tener que saludarla y darle una explicación a la pregunta de qué hacía por su barrio, le explique que me había encontrado a su madre en el mercado y que venía muy cargada y vine a ayudarle a subir la compra, como iba tarde fue la excusa para no seguir la conversación, a partir de ese día nos veíamos con Antonia varias veces al mes, alguna vez en su casa y otras en el coche era una mujer muy fogosa y siempre estaba dispuesta y yo mas aun.

Mari carmen


Habían pasado varios meses y un domingo volví a encontrarme con Mari Carmen, ella me saludo con mucha simpatía, ese domingo estaba solo así que fuimos a tomar unas cervezas, era verano y se estaba a gusto en la calle a la hora de marcharnos me pidió si quería a acompañarla a su casa que a esas horas no le gustaba andar solo por su barrio, nos montamos en mi seat 850 y la lleve hasta la puerta del bloque, cuando ya me despedía me dijo si aún seguía enfadado con ella por lo de aquella noche, le respondí que ya no me acordaba que no se preocupara, entonces ella me dijo algo que me dejo sorprendido, ¿ te gusta más mi madre que yo?. Queeee, pues eso, ¿Qué si te gusta mi madre? Le dije que porque me preguntaba eso, entonces ella respondió, oye que no soy tonta, entonces me dijo que ese día cuando entro en su casa su madre estaba en el lavabo y que al pasar por delante la puerta de su habitación vio la cama desecha y una gran mancha en las sabanas que entro y por el olor no necesitaba más, me quede sin habla por unos segundos, finalmente le respondí que eso eran cosas mías y de su madre, que su madre era una mujer libre y yo también, entonces ella me dijo que sentía mucho lo que paso aquella noche pero que tenía miedo de quedar embarazada y por eso no me dejo.
Ese verano volvimos a vernos, un día de fiesta entre semana cuando ya nos despedíamos me dijo que porque no nos íbamos el fin de semana de camping los dos solos, me susurro al oído que me prometía que no me iba a arrepentir, le dije que me lo pensaría que el viernes por la noche que siempre nos veíamos le respondería, durante los días siguientes me lo estuve pensando y d decidí que porque no y esta vez iría preparado con una caja de condones.
El sábado la fui a buscar a media tarde y pusimos rumbo a la costa en mi seat 850, nos instalamos en un camping de playa y después de tomar el sol un rato en la playa nos fuimos a cenar y a una discoteca a tomar unas copas, sobre las dos volvíamos al camping, teníamos una pequeña tienda, las llamadas canadienses en las que cabían dos personas y poco mas, durante la noche Mari Carmen se había mostrado muy tierna y cariñosa, aprovechando cualquier excusa para morrearme, ya dentro la pequeña tienda se desnudo quedando solo con la braguita del bañador y la parte de arriba, yo solo con unas calzoncillos tipo pantaloncito bastante ajustados, seguimos besándonos y los cuerpos apretados, aparte la pequeña tela que cubría sus pechos y empecé a acariciar y besar sus pechos, no eran como los de su madre pero si más duros y con unos pequeños pezoncitos oscuros y duros, mis manos recorrieron su cuerpo, mi mano se introdujo bajo la tela que cubría su sexo mis dedos buscaron el clítoris hasta endurecerlo, unos de mis dedos profano su entrada, su rajita era muy estrecha nada que ver con la de su madre, Mari Carmen suspiraba y gemía, me abrazaba y decía, ven y intentaba que me pusiera sobre ella, me puse de rodillas y le baje la braguita y yo me saque el calzoncillo, busque en mi bolsillo unos de los condones, cuando intentaba rajar el papel ella me dijo, no nooo, no hace falta que te pongas nada, le dije que no quería arriesgarme entonces ella me confesó que hacía un mes que tomaba pastillas, para no quedar embarazada, eso me sorprendió pero me fie de ella y me puse sobre ella y le restregué mi pene entre sus piernas hasta calentarla bien antes de metérsela, las clases de su madre me habían enseñado no tener prisa en meterla hasta no sentir que la mujer está preparada, jugueteaba entre sus piernas con el pene restregándosela en su rajita y tocándole el clítoris, Mari Carmen ya suspiraba, casi gemía me pedía que se ya yaa, abrí sus piernas, con una de mis manos puse la punta del pene en la entrada de su rajita intentando metérsela pero no entraba, me retire y me puse saliva en la punta para suavizarla, volví a intentarlo y esta vez sentí como entraba el capullo, sentía su estrechez y pensaba que sería por no estar suficiente lubricadla aguantaba el pene con mi mano para que no se saliera y seguía apretando, ella se quejaba yo pensaba que era de placer y no de dolor, me costaba avanzar solo había entrado la punta y un poco mas y no avanzaba sentía mi pene como si se me arrancara la piel de lo estrecha que tenía su raja di un fuerte apretón y Mari Carme dejo escapar un grito y se mordía los labios mientras su manos se apretaban a la lona de la tienda, al entrar el pene sentí que algo se había roto y me asuste un poco, ella grito ¡¡aiiiiiiiiiiiii aiiiiiiiiiiiiiii!! Espera esperaaaaaaa, suplicaba. Habían entrado unos siete u ocho centímetros y aun quedaba más de la mitad fuera, no entendía como podía ser tan estrecha después de haber follado tantas veces decía mi amigo, seguía apretando y a cada apretón ella seguía quejándose su cara reflejaba dolor, yo seguía apretando, finalmente sentí como mis testículos rozaba sus ingles, sentía el dolor en mi espalda ella me había clavado las uñas y seguía quejándose, ya habiendo llegado hasta el fondo seguí mordisqueando sus pechos y chupando sus pezones, poco a poco fue desapareciendo de su cara los gestos de dolor, empecé a moverme dentro de ella primero muy suave casi sin mover mi cuerpo solo intentando encogerme y sentía como mi pene se movía dentro de su sexo, despacio fui sacando primero un poco luego algo mas hasta sentir como entraba y salía humedecida y ella empezaba a sentir placer durante más de media hora seguimos así hasta que de su garganta empezaron a salir sonidos de placer y me susurraba palabras cariñosas y que le gustaba lo que sentía que no parara, sentí como su orgasmo la inundaba así hasta tres veces hasta que finalmente me deje ir y me corrí dentro de ella, cuando me aparte de ella a un lado vi que tenía mi vientre y mi pene todo ensangrentado y me asuste, le pregunte si tenía la regla, ella lo negó con un gesto de su cabeza, entonces la mire a los ojos y le pregunte si le había hecho mucho daño ella me dijo que un poco pero que es lo normal, le respondí que para haberlo hecho ya no entendía como estaba tan cerrada, ella contesto ¿ quien dijo que yo lo he hecho antes?, me sorprendí su respuesta y me quede un poco descolocado durante unos segundos, entonces entendí él porque me había costado tanto, la mire a los ojos y le pregunte ¿eras virgen? Ella me contesto ¡¡a ti que te ha parecido!!. Le respondí que pensaba que no lo era que pepe siempre había dicho que lo habías hecho muchas veces, pepe es un bocazas y por eso lo deje. Entonces me entere que había sido ella quien lo había dejado y no el cómo nos había dicho a todos los de la pandilla, después de esa confesión me inspiro mucha ternura, se me había entregado a mí la primera vez, le pregunte porque lo había hecho, porque yo y no otro, me contesto que porque le gustaba y sabia que no era tan bocazas como los demás, durante un rato hablamos de muchas cosas, cuando ya volvíamos a acariciarnos y tenia de nuevo el pene duro ella me dijo, que no le extrañaba que su madre gritara como gritaba al comprobar lo grande que tenía el pene, me sorprendieron sus palabras y le dije que sabia ella si gritaba o no gritaba su madre entonces me confesó que sabiendo que ese día estaba yo en casa con ella pidió permiso en el trabajo para salir a hacer un recado y entro en casa sin hacer ruido y nos oyó en la habitación como su madre disfrutaba y gritaba de gusto, me beso en la boca y me pregunto que con quien de las dos le gustaba más hacerlo, con ella o con su madre, no sabía que responderle porque era muy distinto, finalmente le dije que con ella que era lo que quería oír, ella me miro y me dijo, no te creo pero es igual, ahora estás conmigo y quiero que volvamos a hacerlo y esta vez me dolerá menos y lo pasaremos mucho mejor como así fue, esa noche lo hicimos varis veces hasta que el cansancio nos venció, nos despertamos cerca las doce porque el calor no está achicharrando dentro de la pequeña tienda, nos fuimos a bañar y volvimos a la tienda y volvimos a hacerlo una vez mas esta vez casi en silencio porque había gente alrededor de la tienda, después de comer antes de desmontar volvimos a hacerlo, Mari Carmen se corría nada mas sentirla dentro yo después de tantas corridas ya sentía el orgasmo pero casi no salía ni gota de leche y durante la semana siguiente del trabajo a casa y de casa al trabajo hasta recupérame, durante más de un año estuve fallándome a las dos a la madre y a la hija, Mari Carmen lo sabía, Antonia no y no sé si alguna vez la hija se lo dijo, me cambie de trabajo y casi siempre estaba fuera y poco a poco fuimos dejándolo y otras iban ocupando su sitio.

20/9/11

Noche de luna llena


Si plasmara en un papel cada encuentro tendría la mayor colección de escritos, solo sé que de su cuerpo de mujer soy un adicto, adoro sus manos delicadas que resbalan por mi espalda, amo sus labios color rosa que me comen a besos en mis fantasías, adoro su aliento que se escapa tras gemidos de placer, cuando menciona mi nombre y me dice que solamente es mía, cada espacio suyo vive en mi, es una adicción es la amante que se encuentra en mi corazón.
Deseo besar su cuello en sueños y perderme en el arco de tus hombros, dejar caer sus ropa al suelo y acostarla en mi colchón, admirar su cuerpo de mujer y perderme en su desnudez , sentir cada ladito de su corazón mientras mis manos la exploran, besos y caricias al amor, mi lengua jugando en sus senos y mi mano explorando su sexo, su cuerpo desesperado y el mío loco por ella, es el retrato de una pasión es el momento en el cual nos fundimos los dos.
Adoro su cuerpo de mujer y me gustaría explorar cada rincón, que mi lengua bajara por su vientre buscando saciarse en su miel, sería el lienzo donde mi pincel plasmara mi pasión, el papel donde quedarían mis poemas gravados, el principio de la noche donde todo se mezclaría, amor pasión deseo, dos cuerpos que buscarían ser uno solo, uno jugando al cazador y otro a la presa, sabores de intimidad envueltos en sabanas blancas besos y gemidos jadeos que parecerían desfallecer, la mezcla perfecta donde mis poemas se reducen a un hombre y una mujer.
Son sus besos en mí piel y mi cuerpo apretado al suyo, seria ese el momento donde nos movería solo el placer, su lengua entrelazada a la mía en besos de pasión, sus manos acariciando mi cuerpo y las mías apretadas acariciando el tuyo, la humedad de su sexo reclamando el mío, así sería la noche donde se fundirían dos cuerpos de amor, es el instante en el cual no existe nada más que ese encuentro húmedo de los dos, cuando me pedirías mas y no desearías que me detuviera, cuando yo te pediría mas y mas y llenaría tu ser, cuando te desearía hasta desfallecer.
Te pediría que cerraras los ojos un instante y solamente sentirías como te deseo y como te amo, mi cuerpo unido al tuyo en movimientos zigzagueantes , bañados en sudor con sabor a placer, tus gemidos de mujer, el contorno de tus caderas que me llevaría a la locura, tu sexo húmedo deseando mas, tus uñas desesperadas que se clavarían sin querer en mi espalda, el cabello en tus hombros danzando al ritmo mientras me haces el amor, cerraría los ojos un instante y te pediría que me dejaras hacerte el amor hasta verte desfallecer de placer, me darías la fragilidad de tus caderas y la humedad de tu ser, girarías tu cuerpo dándome la espalda, sabes cómo me gusta poseerte de que manera, me darías tu pasión hasta que llegamos al éxtasis final, te perderías en la oscuridad de mi habitación, te pediría que fueras mi amante y mi musa, mientras pasa la noche y la luz de la luna se asoma intrusa para vernos desfallecer de placer.
La noche acaba, el amanecer llega y el despertar, solo ha sido otra noche de sueños y fantasías, otra noche donde llegaste a mi cama y te marchaste al amanecer…

8/9/11

Carmen, Una amiga del pueblo


CUANDO CONOCÍ A CARMEN.
Habíamos estado juntos varias veces pero siempre con el miedo de que nos pudieran ver, nos podían oír. Al día siguiente tenía que marchar los encuentros me sabían a poco, aproveche que mi tía estaba en el baño para hablar con ella.

---… Quiero tener una noche contigo desde el atardecer hasta que amanezca quiero ver las estrellas bajo tu regazo besarte bajo la luz de la luna que seas mía toda la noche y juntos despertar por la mañana quiero amanecer a tu lado, disfrutar una apasionada noche y ver amanecer el nuevo día, rodeado de tus brazos ser lo primero que vean tus ojos y tu rostro lo primero que vean los míos sentir tu cuerpo relajado junto a mi tal vez desnudos bajo las sabanas y despertarte con un dulce beso y decirte te amo en un susurro.

Mientras le hablaba al oído mis manos acariciaban su cuerpo desde el cuello hasta sus rodillas por encima de la suave tela de su fino vestido, giro su cabeza hacia mí y con los ojos vidriosos y su acento andaluz me respondió.

---… Pero tú sabes que eso no pué se, no estamos solos, tu tía duerme abajo, no quiero imagina qué pasaría si nos descubriera juntos en la cama, se enteraría tú el pueblo, lo que me pides no pué se, es imposible Migue, quedémonos con lo que tenemos, me as dao más de lo que nunca recibí en tos los años vivíos, quiero tene y guarda para siempre este recuerdo tuyo, como me has hecho sentirme muje y mu felii.

No estaba resignado a llevarme solo aquellos ratos a escondidas, deseaba sentirla en mis brazos, acariciar su cuerpo desnudo, beberme su cuerpo y hacerla gritar de placer, era una mujer fogosa falta de mimos y cariño y yo deseaba dárselo todo y llevarme de ella también todo.
Siempre he creído que las casualidades existen por algún motivo desconocido pero que, en el fondo, tienen su razón de ser. Las cosas no pueden ser solo porque sí... O tal vez SI???
Nos conocimos así, por casualidad, había ido a visitar a un familiar una tía por parte de madre, una mujer mayor que vivía en un pueblo de Andalucia, Carmen se cuidaba de los trabajos domésticos desde su última recaída, Carmen tenía 28 años hacia unos meses que su su marido se había ido a trabajar al extranjero porque en el pueblo no había trabajo, llevaba solo dos años de casada.
Nos encontramos en el lugar apropiado y en el momento oportuno. Nos sorprendimos hablando con asiduidad de temas intimos, descubriéndonos un sentido de humor similar y aficiones a la lectura, a la escritura, la música o el cine parecidas. Ese descubrimiento nos llevó al desenlace lógico.
El encuentro.
Esa temida, deseada y terrible primera vez!!!. Ojalá se pudiera pasar por alto el trámite de la primera para ir directamente a la segunda, o a la última. Aunque debo reconocer que esta fue más parecida a una segunda que a una primera.
Unas películas y el sofá se fueron convirtiendo en cómplices de intimidades durante el tiempo que permanecí como invitado de mi tía. Primero un roce casual, una mirada, luego una caricia lenta, después un brazo rodeando su cintura, su boca susurrándome al oído que me estuviera quieto, su respiración en mi cuello. La poca lucidez que el vino me había dejado se esfumó ante aquel cuerpo que se revelaba contra la cordura y reclamaba lo que le apetecía, lo que quería y lo que deseaba.
Fuimos acomodando nuestros cuerpos uno al otro en el íntimo y reducido espacio que nos proporcionaba el sofá. Esa noche hacia calor, me quite la camisa ella no llevaba sujetador, una de mis manos se deslizo por sus hombros dedicándose a acariciar sus pechos, sopesándolos, estrujándolos y pellizcándolos, haciendo que sus pezones se endurecieran entre mis dedos, con la otra me entretenía recorriendo sus muslos bajo el fino vestido, en la parte más interna entre sus muslos entrando y saliendo, escuchando el susurro de un quejido suave, los temblores de un cuerpo provocándole oleadas de placer que aumentaban a medida que notaba como crecía mi erección pegada a su pierna.
Nuestras bocas se buscaban para a punta de lengua violar lentamente los labios del otro, rompiendo la barrera y abriéndose camino hacia dentro. Penetrando, ocupando, lengua con lengua, saliva con saliva. Apartándonos solo para poder volver a ese baile de humedades compartidas. La notaba húmeda, mis dedos resbalaban entre sus humedades, buscando y encontrando la puerta de mis deseos, saliendo y entrando hasta lo más profundo de su mojado sexo con mis dedos, ella disimulaba como podía los gemidos con risas nerviosas hasta que no pudimos más.
La hice levantar y la senté a horcajadas sobre mis piernas me desabroché el pantalón, bajándolo lo justo para dejar libre mi miembro. Se lo que deseaba y yo quería que ella tuviera su parte por lo que me estaba provocando.
Empezó a acariciarlo con una de sus manos comprobando la erección y dureza. Aparte la fina tela que cubría sus intimidades a un lado.

---. Miguee no podemos, yo no tomo na y me puedo queda preñaa.
---. No te preocupes mi niña, no me quedare dentro, te lo prometo.

Ella lo dirigió a la entrada de su sexo, fue penetrando suavemente hasta estar toda dentro mientras ella echaba su cabeza hacia atrás mordiéndose los labios para no gritar, mi mano subía y bajaba por su cintura hasta sus pechos bajando la fina tela y dejándolos ante mi ansiosa boca que empezó a devorarlo con pasión, aceleraba y frenaba el ritmo sin dejar de mirarla, viendo como el placer se le escapaba por los ojos. Aguantándome las ganas de correrme y llenarla, no debía hacerlo, no habíamos tomado medidas, seguí llevándola hasta ese punto en el que el deseo se convierte en grito, haciéndola llegar al cenit del placer con un orgasmo al tiempo que sentía entre sus muslos mi eyaculación. Después de esta primera vez hubo más veces, siempre a escondidas con miedo de ser descubiertos, nunca con la tranquilidad que yo deseaba.

LA ÚLTIMA NOCHE.
Nunca me ha gustado seguir los consejos al pie de la letra, por eso, a pesar de la recomendación del viejo refrán que dice más vale pájaro en mano, yo quería experimentar la aventura de pasar todo una noche con ella. Recordar nuestra primera vez, las conversaciones posteriores a ese encuentro y el recuerdo de sus palabras me excitaba e incitaba a acercarme a ella para hacer realidad las fantasías que habíamos dejado suspendidas en el aire. Pero las ilusiones son peligrosas porque no tienen defectos y, al final, uno acaba olvidándose de cómo es la realidad. Yo no quería que eso me ocurriera, para evitarlo, tenía que descubrir cuanto antes hasta donde llegaban las fantasías y donde empezaba la realidad con aquella mujer.

Esa noche charlamos animadamente como cada noche dejando al descubierto una cómoda complicidad entre ambos, pero no era eso lo que yo quería descubrir. Así que cuando habían pasado unos minutos y tenía la certeza que no nos oiría mi tía que hacía unos minutos se había retirado a su habitación aproveché para provocar la situación y empecé a acariciarla, deslizando mis dedos entre su pelo mientras nos besábamos con la vista puesta en la puerta de la habitación del fondo, bajando luego mi mano por su espalda hasta llegar a su trasero. Empecé a acariciar sus piernas, según iba subiendo la mano su vestido me iba abriendo paso resbalando suavemente por sus caderas hasta llegar a la cintura.
Ella me recriminaba con su gracioso acento.

---. Migue, esto no esta bien, lo que paso el otro día paso y yasta, no debemos lleva esto mas lejos, soy una mujé casá si se enterara mi marío algún día, o me quedara preñá, el me mataría, ya zabes tú como son los hombres del pueblo.

Yo la oia pero no podía parar, su cuerpo me volvía loco y seguían mis manos explorando su lozano cuerpo, sus protestas eran solo suplicas de que siguiera, que sus deseos eran tantos como los mios.
Ven, le dije tirando suavemente de ella intentando llevarla hacia la escalera que nos llevaría al piso de arriba donde estaba mi habitación.
Seguimos besándonos mientras íbamos subiendo y quitándonos la ropa. Poco a poco mi mano fue recorriendo sus caderas y su vientre, esta vez sin nada interponiéndose entre mi mano y su piel, hasta llegar a su braguita negra como la espesura que cubría su sexo, después de pasar mis dedos por encima comprobando su humedad los introduje por debajo de su ropa interior sintiendo su calor en mis dedos, su deseo, su humedad, su sexo que, caricia tras caricia, mostraba cada vez más las ganas de ser tomado. De sus labios se escapaban pequeños quejidos y suspiros de placer que me iban excitando cada vez más, me llevaban a besarla por el cuello y por los hombros haciendo que su excitación fuese en aumento.

Ella fue bajando sus manos con caricias lentas, podía sentir cada uno de sus movimientos por mi cuerpo, hasta deslizar suavemente su mano bajo mis calzoncillos acariciando lentamente mi excitado y duro miembro, acariciando suavemente y con mucha sensualidad mis testículos, jugando con ellos entre sus dedos.

---.Que grande y hermosa es, es mucho mas grande que la de mi mario.
---. Y tu huevos mu gordos, ezo es que no los vacias mu seguio.
---.La primera vez me parecía me ibas a rajar toa.
---. Va s a tené cuidao ehhhh, no te corras dentro.

Mientras oia sus graciosos comentarios mi mano seguía metida bajo sus braguitas y mis dedos encontraban y jugaban con su clítoris entre la espesura de la pelambrera negra que lo escondía, lo acariciaba muy lentamente, sintiendo como su deseo y su humedad iban cada vez a más.


Se separo de mi, soltó lo que hasta en ese momento tenía entre manos, mientras caminaba las prendas de ropa que aun cubrían su cuerpo fueron cayendo al suelo, se caer en la cama y con una sonrisa maliciosa y un gesto con su mano, me pidió que me colocara sobre ella. Sus pechos desnudos quedaron frente a mí, deslice mis manos por sus hombros y los acaricie, quería sentirlos, rodearlos con mis manos, apretarlos y saborearlos, sin dejar de contemplar tanta belleza mis labios cayeron sobre uno de ellos, mi lengua se adueño de uno de sus pezones y después del otro, besándolos, chupándolos y mordisqueándolos, sintiendo como se ponían cada vez más duros entre mis labios. Ella puso sus manos en mi torso, acariciándolo, dejando que sus dedos repasasen una y otra el vello de mi pecho.
Con mis dos manos acaricie su linda morena y rizada cabellera y la besé, pase una de mis manos a su nuca y agarrándola por el pelo le eche la cabeza hacia atrás, la besaba, la lamia le mordía el cuello y los hombros, le daba suaves mordiscos por toda la zona, podía sentir como sus piel se erizaba bajo mis labios, finalmente llegue al lóbulo de su oreja y se lo mordí muy despacio, me separe un poco de ella para ver como se estremecía. Volví a besar su cuello, sus hombros, bajando lentamente por sus pechos, su vientre hasta que mis labios rozaron su braguita. La mordí y se la baje despacio con mis dientes, quería disfrutar de ese momento, de la aparición de su sexo ante mis ojos, brillantes por la excitación, levanto las piernas y acabe de retirar la minúscula pieza de ropa interior.

La deje a un lado y me incline sobre ella, quería saborearla, deslizar mi lengua entre sus labios y emborracharme con los jugos de su placer, sabía que eso la volvería loca, nunca había disfrutado de ese placer. Pase mis manos bajo sus rodillas, levante sus piernas y acerqué mi cara a su sexo, mi lengua busco y lamio varias veces su clítoris muy despacio, la excitación iba subiendo poco a poco, la noche era nuestra, quizás la última quería disfrutarla toda, de arriba a abajo, no quería dejar ni un solo milímetro de su sexo sin saborear. Después de unos minutos podía notar como su humedad empapaba mi cara, estaba muy excitada, sus suspiros iban en aumento y cada vez eran más seguidos, seguía masajeando con mi lengua su abultado y duro clítoris. Mi lengua no paraba de jugar con él, dándole suaves lamidas en todas direcciones, mis dedos jugaban en la entrada de su sexo encharcado de los jugos del orgasmo, haciendo pequeños círculos en su inicio, podía sentir como cada vez que la tocaba se contraía, su espalda se arqueaba y un gemido salía de lo más profundo de su interior.

Poco a poco y entre juegos acabe teniendo dos dedos metidos en su sexo, mi lengua seguía jugando con su clítoris notando mis dedos cada vez mas mojados. Sus gemidos iban en aumentando y los orgasmos la invadían uno tras otro, tan seguidos que parecían solo uno interminable, finalmente arqueo la espalda y acompañados de un grito empezaron a manar jugosos fluidos de su sexo dejando una gran mancha en la sabana empapando mi mano y sus muslos.
Cuando los síntomas orgásmicos y la respiración se normalizo, tomó mi cabeza entre sus manos y su boca buscó la mía para fundirse en un beso en el que degustar su sabor y agradecer el placer que le había proporcionado. De rodillas entre mis piernas y mirándome fijamente, puso su mano en mi pecho y me echo hacia atrás. Pasó la lengua por la palma de su mano y agarrando mi miembro empezó a acariciarlo dándole suaves masajes en círculos alrededor del glande, no tarde ni dos segundos en ponerme rígido y los testículos duros hasta dolerme. Había llegado mi turno o eso fue lo que yo pensé hasta que, con la misma mano lo situó frente a su sexo y se dejo caer introduciéndolo hasta lo más profundo. Empezó a moverse suavemente hacia delante y hacia atrás, gimiendo, frotándose contra mi vientre, contrayéndose cada vez que mi sexo entraba en el suyo hasta el fondo, disfrutando de los suaves movimientos. Cada vez su ritmo era más acelerado y sus suspiros más seguidos. Me pidió que la sujetara por las caderas y le pellizcara los pechos mientras dejaba caer su cuerpo hacia atrás, sin parar de moverse con mi ayuda, cada vez más fuerte, apretándose contra mi sin dejar que mi polla saliera de aquel húmedo paraíso, disfrutando de todas y cada una de las sensaciones que recorrían su cuerpo y el mío.
Aceleró sus embestidas mientras fuertes espasmos sacudían su cuerpo. Yo seguía sujetándola por las caderas, disfrutaba acompasando su orgasmo a los movimientos, mientras la apretaba fuertemente contra mí para que me sintiera dentro mientras se corría, moviéndola despacio para que en medio de sus fluidos notase el suave roce de mi miembro contra las húmedas paredes de su sexo.
Después de correrse se dejó caer a un lado, y comenzó a lamerme y morderme los labios, la barbilla, el cuello, el pecho, el vientre. Esta vez sí, esta vez era mi turno, su lengua comenzó a recorrer mi polla, humedeciéndola, recorriéndola con una mano, mientras que con la otra masajeaba mis huevos. Vi como desaparecía casi por completo dentro de su boca, una y otra vez. Mordisqueaba, chupaba, lamía sin dejar de mirarme fijamente aumentando mi excitación, quería que ahora yo disfrutase, quería ver mi expresión mientras me corría en su boca, quería saber que era ella la que provocaba esa sensación de placer en mí. Le aparté el pelo y se lo sujeté para disfrutar de las chispas de lujuria que escapaban de sus ojos hasta que el deseo me desbordó inundando su boca de leche caliente y expresa, era todo lo que ella me había sacado, con todo lo que ella me había provocado con sus labios y su lengua.
Se echó a un lado, la cabeza a escasos centímetros de mi miembro mirándolo mientras lo sujetaba dándome suaves masajes, alargando todo lo posible la sensación de éxtasis. Yo la miraba a ella mientras me acariciaba, miraba como una de sus manos seguía acariciando y masajeando mi polla y la otra los huevos, muy despacio, sin dejar de mirarla, sin dejar de mirar como disfrutaba de mi cuerpo, como me acariciaba. Mi mano libre buscó hueco entre sus piernas y acompasando uno de mis dedos a sus movimientos alcanzó un nuevo orgasmo.
Nos quedamos abrazados hasta que el cansancio nos rindió al sueño. Por la mañana me desperté temprano, mi tía se había marchado a casa de una de sus hijas, Carmen había preparado café.
Cuando terminamos de desayunar y después de una ducha nos volvimos a la cama. Se dejó caer hacia atrás y me quedé mirándola, mirando su cara, sus ojos, su melena negra alborotada esparcida por la cama, estaba para comérsela. Miré el reloj, eran las ocho y media, mi vuelo salía a las dos de la tarde, tenía tiempo suficiente para no conformarme solo con mirarla e imaginar pero eso os lo contaré otro día.

8/7/11

Siempre hay una primera vez para


Acababa de cumplir los 14 años, era la primera vez que me llevaba mi padre de temporeros, ese verano estábamos en la recogida del algodón en un cortijo en la provincia de córdoba, como casi todos los años acompañaba a mi padre su trabajo era coordinar el trabajo de los temporeros, en Andalucía lo llaman el maniero, o encargado dos palabras que quieren decir lo mismo.
En el cortijo las familias se instalaban en barracones, cada familia tenía una habitación amplia donde dormían todos, los demás servicios de la hacienda eran compartidos, bueno si se le podían llamar servicios, solo había una cocina común donde cada familia cocinaba su comida, en un rincón del patio con una manguera nos podíamos lavar y un cuarto más pequeño que servía para asearse las mujeres. Mi labor durante el tiempo que duraba la recogida era la de vigilar y entretener los niños más pequeños mientras sus padres estaban en el campo, una de las familias tenía dos hijos en edad escolar yo me cuidaba de enseñarles algo de lectura y de matemáticas para no quedarse muy atrás en la escuela, intentaba que aprendieran a escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir, lo hacíamos en su barracón que era más grande y había más sitio.
Un día estando dándoles clase entro la hermana mayor a cambiarse de ropa, se llamaba Carolina y tenía 26 años, era una morenaza bien plantada, una mujer del campo pero guapa y fuertota con un par de tetas y un culo que hacían girar a todos los tíos del cortijo, tenia novio aunque no estaba en el cortijo. En una punta del barracón tenía su cama, enfrente de donde yo estaba con sus hermanos, yo la miraba mientras se cambiaba y ella se dio cuenta, se quito los pantalones que llevaba y se subió el vestido hasta la cintura para cambiarse las bragas, se puso en cuclillas para coger unas de limpias de la maleta que estaba debajo de la cama y pude ver aquella mata de pelo negra que tenía entre sus piernas me miro y me dedico una sonrisa picarona, yo me puse rojo como un tomate, ya de pie se subió el vestido hasta la cintura para que pudiera verla bien mientras se ponía la ropa interior el pelo cubría su sexo llegando casi hasta el ombligo, uffffff, nunca había visto algo así, tanto pelo y tan negro, no sé lo que sentí en esos momentos, me subió algo de los pies a la cabeza que me dejo petrificado, ella me dedico una sonrisa mas y se giro de nuevo dejándome ver su culo y sus carnes blancas, se acabo de vestir y se marchó. Desde ese día cada vez que nos cruzábamos yo me ponía rojo y nervioso, ella se sonreía, no me atrevía a hablar con ella como lo habíamos hecho hasta ese día

Como pasaba algunas veces durante la temporada hubo una tormenta y los campos quedaron mojados, cuando eso pasaba no se podía coger el algodón había que esperar a que se secara durante varios días. Cuando no se podía salir al campo la gente aprovechaba para ir al pueblo de compras, otros salían a buscar espárragos o al rio que pasaba cerca, a intentar pescar algo.
Carolina era aficionada a la pesca y propuso que fuéramos al rio, ella sus dos hermanos y yo así lo hicimos, cuando llevábamos varias horas sin pescar nada el hermano pequeño estaba cansado y se quería volver al cortijo, Carolina le dijo su otro hermano menor que se fueran para el cortijo también.
Nos quedamos los dos solos, ella aprovecho para sacar el tema de ese día.

--Miguel, ¿que te pareció lo que viste el otro día?

Me puse rojo como un tomate, sin saber que contestar ella con una sonrisa me tranquilizo.

--No te pongas rojo tonto, nunca has visto una mujer desnuda?

--Balbucee, bueno si en alguna.

--¿Pero así tan cerca como el otro día?

--Nooo, así no, solo en alguna revista.

--¿Y que te pareció, te gusto lo que viste?


Durante unos segundos no supe que responder estaba nerviosísimo, entonces ella se acerco y me acaricio la cabeza intentando que me tranquilizara.

--¿Te gustaría volver a verlo y esta vez tocarlo?

Estaba a pocos centímetros de mi, su cara casi rozaba la mía, yo a pesar de tener solo 14 años era un chico espigaete casi de su misma estatura, tenía sus hermosas tetas casi rozando mi cara el corazón me iba a mil por hora.

--Javi has besado alguna vez a una chica en la boca?

--Te gustaría besarme en la boca?


Esto lo dijo a la vez que con ambas manos me cogía de la cabeza y me estampaba un sonoro beso en la boca, sin darle importancia alguna. Pero al momento, mirándome fijamente me dijo:

-- “Pero si te has puesto rojo.

--¿No te ha gustado?

-- No, no, digo sii mucho.

No me nada, contesté algo dentro de mi hacia que casis sintiera que me mareaba, había sentido sus tetas apretadas a pecho y como su lengua se introducía en la mía.

--¿No has besado nunca a una chica, es eso?

- -Bueno, yo…

-- Vale, no te preocupes, no tiene importancia. ¿Te habrá molestado que te bese?

- No, no, claro que no me ha molestado.


Lo dejamos así y seguimos, ella miraba el agua por si se movía la caña, verdad es que yo no podía concentrarme. Hasta que pasado unos minutos inició ella de nuevo la conversación.

- ¿De verdad no has besado a ninguna chica?
- En la boca, no, me atreví a decirle.
- ¿Has estado ya con alguna mujer?
- Estar, ¿dónde?
- Quiero decir que si lo has hecho ya alguna vez. Que si has hecho el amor.


No me atreví a contestarle, me sentía muy nervioso.

-- ¿No lo has hecho nunca, verdad? No tengas vergüenza, cuéntamelo.
-- No, no lo he hecho nunca.
-- Pero sabes cómo se hace ¿no?
-- Pues claro que lo sé.
-- Te gustaría hacerlo conmigo?


No contesté, me quedé parado y ella me preguntó si es que tenía miedo, o que yo no le gustaba., joder como no me iba a gustar si desde ese día que vi lo que tenía entre sus piernas me la pelaba cada día pensando en ella y en la selva negra que tenía entre sus piernas, creo que esa primera vez que vi el sexo de una mujer tan negro y tan peludo me éxito tanto y desde ese día siempre me ha excitado pensar en el sexo de una mujer cubierto de una buena melena negra.

-- Le respondí que si, si ella quería.

-- Ven, vamos a buscar un sito mas resguardado que no nos puedan ver.


Me hizo jurar que no se lo diría nunca a nadie.

-- No te preocupes. Algún día tendrá que ser la primera vez ¿no?

Fuimos a un recodo del rio donde había mucha maleza y un hueco donde se oía si venia alguien por la orilla, se quito los pantalones que llevaba se subió el vestido y se quito las bragas, me cogió la mano y la llevo entre sus piernas y puse tocar aquel pelo suave y sentir en mis dedos el calor que desprendía su sexo, me dijo que me quitara los pantalones.

Ella se remango el vestido hasta la cintura y se tumbó en el suelo. Al ver su cuerpo totalmente desnudo mi miembro empezó a crecer hasta ponerse completamente erecto.

--Ven, ponte encima, me dijo.
Cuando vio como se me ponía de tiesa y lo gorda que la tenia, exclamo con voz algo sorprendida.

--Joder Miguel, vaya pedazo de cipote que tienes.

--Tienes el cipote doble de grande que mi novio y eso que solo tienes 14 años, cuando seas mas hombre la tendrás como la de un burro.


Mientras decía eso con sus manos me la acariciaba sintió como daba saltitos al contacto de sus manos, no sabía que me pasaba me sentía desfallecer, me faltaba el aire mientras me la tocaba.

Ella abrió sus piernas y yo me puse entre ellas me cogió el miembro, que ya lo tenía al máximo de duro, me habían operado de pequeño de fimosis y me había quitado toda la piel quedando todo el capullo sin piel que lo cubriera, parecía una bellota súper gorda, con la misma mano se lo acercó a la entrada de su sexo y se las restregó en la entrada.
Me dijo que empezara a apretar pero flojito hasta que entrara toda, que la tenía muy gorda y tenía que ir poco a poco, así lo hice fui apretando hasta sentir como se la metía toda, sentía como su sexo me la apretaba como si quisiera estrangularla, al sentir como mis huevos rozaban su mata de pelo suave sentí como algo sacudía todo mi cuerpo, era algo que nunca había imaginado que fuera tan bueno y diera tanto gusto. Me moví, bombeando adelante y atrás como ella me decía, hasta sentir que me iba a correr, ella también lo noto y de un tirón la saco de su sexo.

--No nooo, no te corras dentro que me puedes dejar preñada.

--Con la cantidad de leche acumulada que debes tener me ibas a dejar preñada seguro.

Después de sacársela la empezó a mover con su mano de arriba abajo hasta que acabé de correrme, recorrí comí nunca me había corrido en mis pajas nocturnas, desde el día que me enseño su maravilla me la pelaba cada día pensando en ella, el primer chorro fue directo a sus pechos ella dio un respingo hacia atrás.

--Joder tío que fuerza tiene jajajajaja.
--ha llegado hasta mis tetas jajajaja.


Mientras seguía meneándola se sonreía, ella no le dio importancia, debía ser normal que un primerizo durara tan poco su primera vez no sabía que decir ni que hacer para mí todo aquello era nuevo, ella me miro y tiernamente me beso en la boca..

--No te preocupes, es la primera vez que lo haces.

Que era lógico lo que pasó, me acariciaba la cara y me decía, ya verás como pronto no te pasará esto, ya irás aprendiendo, esto es como todo en la vida, no se nace aprendido.

--¿Me enseñarás tú?
-- Pues claro que sí, ya verás que bien lo vamos a pasar.
-- Hay que aprender cómo hacer algunas cosas Ya te iré guiando yo, tu tranquilo.
--Lo primero es hacerlo despacio, sin prisas.

Mientras me iba hablando ella seguía con sus manos acariciándome la polla y los huevos, bajo su mirada y exclamó.
--¡Pero si ya estás en forma de nuevo!.
-- Tendrás que esperar un poquito para metérmela.
--hay que dejar que salga toda la leche y no salga nada.

--Ven, tócame un poquito, pero sobre todo, aguántate y no me la metas hasta que yo te diga.


Estoy caliente, me decía, pero me tienes que poner más caliente aun, para que nos salga un buen polvo y lo recuerdes como tu primer y mejor polvo.
Me cogió las manos y se las puso sobre sus tetas hermosas. Se las toque y también se las bese y chupe los pezones, mientras me seguía acariciando la polla dándome apretones y pellizquitos.

Le toqué las tetas, la bese por donde ella me decía hasta que me cogió la polla y se la volvió a restregar por la raja.

--Hazme así, dijo mientras me guiaba la mano de arriba debajo de forma que le frotase a lo largo de la entrada de su sexo.

Yo seguía con la polla tiesa la máximo y con unas ganas locas de volver a metérsela pero aguantaba. Notaba como ella se ponía cachonda y su sexo cada vez estaba más mojado, hasta que ella soltó mi polla.

--Venga, ven, ahora métemela toda, pero despacito, sin prisas.

Estaba tumbada boca arriba con sus piernas bien abiertas, me puse entre sus piernas y con una de mis manos apunte entre la pelambrera negra buscando la entrada hasta que sentí el calor de su raja mojada que me esperaba, metí el capullo y me deje caer sobre ella hasta sentir los huevos apretarse sobre el vello sedoso de su coño peludo. Apreté todo lo que pude como queriendo ir mas adentro de donde podía entrar, me dijo que procurara hacerlo despacito para que nos durara más, le hice caso. Apenas hablábamos, ella gemía y respiraba cada vez más fuerte, me apretaba, casi me mordía el cuello nos acompasábamos en los movimientos intentaba aguantarme y cada vez me costaba más hacerlo, sentía como mis huevos estaban duros y con ganas de volver a soltar mas leche.
- -¿Carolina te la he metido toda?

-- Si, esta toda dentro sigue, sigue pero despacio, cuando notes que te vas a correr me avisas y te paras y descansas unos segundos, ya verás como estaremos más rato.

--Y si no puedes la sacas, no te vayas a correr dentro.


Lo hice así varias veces, cuando notaba que me iba a correr, me paraba un momento y al poco rato ya podía hacerlo otra vez. Así, hasta que no pude más.

--Lo estás haciendo muy bien.
-- Nunca he sentido tanto gusto como me estás dando tú.
--Nunca lo he hecho con nadie que la tenga tan grande como tú.
--Siento como me llenas, me llega hasta el fondo.
--Sigue, sigue no pares, más rápido.

Aguan… ta, agu…anta, decía casi tartamudeando. ¡Agggg, que gusto!
Dame más fuerte, ohhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh que bueno javiiii.

-- Que bien lo haces, que bien me follass.

--No te corras todavía, sigue sigueeee más fuerte, dame más fuerteee, ohhhhhhhhh ohhhhhh.


Carolina Gritaba, mientras se retorcía apretándome, no era consciente que nos podían oír de los gemidos y gritos que estaba dando como era natural llegó un momento en que no podía más.

--Carollll Carollll que me corroo, no me puedo aguantar más.
--No la saques, aguantaaaaa, no la saques, no te corras hasta que yo te diga.

--No nooo no te corras aun, aguanta un poco masss, aguantaaaa.

--Ya no aguanto más, le dije.


Realmente Carolina estaba disfrutando. Yo todavía más que ella al comprobar que era capaz de hacerla correrse. Llegó un momento en que no aguantaba más entonces sentí un apretón en los huevos que hizo que se me cortara la corrida.
Ella seguía moviéndose, su cuerpo se levantaba girando su cabeza a un lado y a otro unos ronquidos de su garganta se escapaban fuertes y sentí como un rio de lava caliente inundaba mi polla que hacia ruidos al entrar y salir chaospsssssss chaaapssssssssss, se había corrido y yo tuve que salir rápido para no dejar mi leche dentro.

-- Sácala y córrete entre mis piernas.


La saque y seguí dando culazos sobre su cuerpo mientras llenaba sus piernas y su vientre de leche caliente que al roce nos mojaba a los dos.

-- ¡Qué bien que me lo has hecho! Y que calentita que está tú leche.

Creo que nos corrimos a la vez. No estaba seguro y se lo pregunté.

--¿De verdad te has corrido?

- Pues claro, ¿no lo has notado?


Me había clavado las uñas en la espalda y casi me muerde el cuello aunque un buen chupetón sí que me dejo que hasta que pasaron unos días no se me fue y que en el cortijo fue el cachondeo durante unos días aunque no podían ni imaginar quien había sido la culpable.

--Buena falta que me hacía, me has dejado como nueva.

--Justo en el momento que me llegaba al orgasmo, noté como me echabas toda tu leche caliente entre las piernas.

La interrogue si lo había hecho bien, si le había gustado.
¿Lo has pasado bien?
-- Mucho, mucho eres todo un hombre, eres mi hombre.

- ¿Querrás que sigamos haciéndolo otro día?
- Si, sí, claro que quiero y la próxima vez aun va a ser mejor.


Cuando oí eso pensé joder si aun se puede sentir más placer va a ser morirse de gusto, la verdad es que lo de follar por primera vez fue la ostia.
Después de ponernos la ropa nos sentamos a descansar y a coger aire, yo debía estar rojo como un tomate, entre el calor que hacía y el gustazo que había sentido al correrme la segunda vez, ella tenía la mirada como más relajada, como cansada.

- -¿No pienses que me quiero aprovechar de ti de ti?

-- ¿esto tiene que quedar entre los dos, no se te ocurra contárselo a nadie ehhh.

-- Eres muy buena… y muy guapa y quiero que me enseñes más cosas.


A partir de ese día casi cada noche ella buscaba el momento para que pudiéramos hacerlo, con sus consejos logre poder controlar mi eyaculación y aguantar sin correrme, había veces que ella se corría hasta tres veces antes que yo la tuviera que sacar para correrme fuera, ella siendo consciente de el esfuerzo que tenía que hacer para aguantarme y el dolor de huevos que se me quedaba lo remediaba haciéndome unas mamadas que otro día os contare y como fue la primera vez que me dejo correrme dentro de su caliente coño.

30/6/11

Despertar contigo


Tú eres mi sueño
No se que pasó anoche, sin darme apenas cuenta, el sol dio paso perezosamente a la invasión de la oscuridad , la cabeza me da vueltas y mi pensamiento es invadido por imágenes y frases. anoche creo que bebí demasiado.
Recuerdo que cuando me fui a la cama los rayos de luna se colaban tímidos entre las rendijas de la ventana como el agua en una cesta de mimbre, no habia mas sonido que mis pasos esquivando las sombras de mi propios pensamientos, todo daba vueltas a mi alrededor. Las paredes de mi habitación se mueven y me divierten que se ponen a dar vueltas, pongo música para no ser fagocitado por este silencio e intento alcanzar las paredes con mis dedos.
Me parece despegar y alcanzar el techo, hasta que los golpes de unos nudillos contra la puerta me devuelven al suelo en suave aterrizaje, en el hueco de la puerta abierta, unas curvas de mujer envuelta en una trasparente tela blanca, se adivinaban los detalles ocultos de su cuerpo por el efecto del contraluz que provocaba el claro de luna.
En aquel momento un destello grisáceo azulado me dejó ver unos labios rojos, inertes, tranquilos en medio de aquella obscuridad no muy severa.
Pensé que era la misma noche en persona que había venido a hacerme compañía, la hice pasar, debo confesar que mi pensamiento estaba ahogado entre las sombras, sentí un escalofrío que me recorrió la espalda, la piel de aquella mujer semi oculta con aquellos rayos fugitivos que entraban por las rendijas de la persiana, resaltaba y brillaba como una piedra preciosa, a la que no podía resistirme.

Ahora recién levantado, apenas puedo recordar mi piel totalmente erizada y una presencia que llenaba toda la habitación, unas manos deliciosamente suaves atrapando mi cuello y unos turgentes senos apoyados en mi pecho, una sensación muy diferente a lo que había experimentado hasta ahora. Un tacto muy caliente y lleno de anhelo interno, como la lujuria se adueñaba brutalmente de mi cuerpo y como empecé a tener deseos ocultos de penetrarla salvajemente por todos los orificios de su cuerpo.
Una lengua deliciosamente suave y carnal recorría magistralmente mi cuerpo dejando tras de si un reguero con sabor a miel y canela, el dibujo de sus pezones duros y tiesos, hacían retorcer de placer mis músculos a su paso. De repente empezaron las convulsiones, su cuerpo comenzó a estremecerse, se palpaba la tensión previa al estallido de un volcán, sentía como si las piedras derretidas por el fuego la hicieran arder por dentro entre oleadas incontroladas de placer.

Noté como mi ropa interior fue literalmente arrancado, de un solo tirón con fuerza desproporcionada a aquella mujer, el sonido de la tela rasgada invadió el silencio. Solo se que excitadísimo, no podía soportar tanto placer. Esa lengua empezó a lamer mi ingle, el interior de mis muslos, mi entrepierna, no podía creer el tamaño que había alcanzado mi pene, exageradamente humedecido como si quisiera apagar el fuego que me corroía por dentro y por fuera, los lengüetazos hacían que ardiera por dentro, solo podía articular gemidos pues esa lengua se introducía no sé como en mis poros y hurgaba en todas mis terminaciones nerviosas, tendones y articulaciones ya no respondían a ninguna de mis órdenes, cuando mi pene penetró en su cueva, las paredes de su recinto se abrían a su paso, pero oponiendo fuerza tras la furiosa entrada que se cerraban sobre él de modo que aún provocaban que aumentase aun más la hinchazón de las venas, en cada embestida se juntaban las caderas en un delicioso choque, los abdómenes se juntaban escasos deliciosos segundos, el conjunto de mi cuerpo se rebeló al unísono arrancando de mi interior un orgasmo bestial, fue una extraña eyaculación pues sentí el semen abrasando todo el recorrido de su paso para salir con una potencia nunca sentida, como la explosión de un volcán repleto de lava hirviendo.
Naturalmente todo el que esté en su sano juicio pensará que todo fue un sueño provocado por una exagerado deseo de poseerte, confieso que yo mismo también pensé eso, pero esta mañana mi dormitorio estaba impregnado de un profundo olor a tu perfume y unas manchas en las sábanas me confundieron todavía mas. Me había corrido soñándote.
Tu fuiste mi sueño..

24/2/11

Lola, la señora de la pensión



Terminado el servicio militar buscaba trabajo y me contrato una empresa que se dedicaba a montar maquinaria industrial, era una empresa italiana cubría toda España.
En el mes de julio estábamos en un pueblo pequeño de la provincia de Barcelona montando las maquinas de una fabrica textil, como estábamos a mas de 100 kms de la base nos quedábamos a pernotar de lunes a viernes.
La empresa contrató una pequeña pensión regentada por una mujer viuda de unos cuarenta y algunos años que vivía sola con una hija de 17 años. Los únicos de huéspedes solo estábamos mis tres compañeros y yo. Lola que así se llamaba la dueña era una señora bien parecida que se adivinaba un bonito cuerpo bajo las ropas oscuras y anchas que siempre llevaba, se había quedado viuda hacia nueve años, su marido murió después de una larga enfermedad, desde el primer día el trato era casi como en familia, era una mujer muy simpática y agradable en el trato, lo que no le gustaba era que le gastáramos según que bromas a su niña, una niña que siempre iba provocando con sus minifaldas y sus escotes dejando ver unos pechos muy generosos para su edad, cosa que era hereditario la niña era lo que entonces llamábamos una golfilla.
Los viernes después de la comida ya cargábamos las bolsa de la ropa, a las 6 de la tarde poníamos rumbo hacia Barcelona para pasar el fin de semana. Ese viernes se me olvido en la habitación mi reloj y antes de marchar pase por la pensión a recogerlo, entre y no había nadie, pensé que la señora debía estar en la cocina y subí a recoger mi reloj, cuando Salí de la habitación pensé ir al baño antes de marchar, abrí la puerta del baño ya con la bragueta bajada para hacer un pis ante mis ojos estaba la señora Lola totalmente desnuda poniéndose crema hidratante en su cuerpo, quede sin articular palabra y sin poder moverme por unos segundos, solo contemplando aquel cuerpo desnudo, mis ojos no podían apartarse de aquellos pechos y la espesura negra entre sus piernas, cuando pude reaccionar salí rápido cerrando la puerta y metiéndome en el coche donde mis compañeros me esperaban para marchar.
Durante el viaje y el fin de semana solo tenia en mi memoria la imagen del cuerpo de Lola desnudo, y su mirada al verme en la puerta.
El lunes a la hora de la comida no me atrevía a mirarla a la cara, pensaba que me llamaría la atención por entrar de aquella manera, ella actuaba como si no hubiera pasado nada, pasaron varios días y una tarde cuando estaba echado en la cama después de comer para dormir un rato antes de volver al trabajo, tocaron a la puerta y sin que me diera tiempo a contestar se abrió la puerta era la señora Lola, cerró la puerta y se sentó en un lado de la cama mirándome mientras sonreía.

--¿Estas enfadado conmigo por algo?
--Yo,, nooo ¿porque iba a estarlo.
--desde el viernes pasado no me diriges la palabra:
--Señora lo siento, discúlpeme por entrar de la manera que entre el otro día.
--De verdad que no sabia que usted estaba dentro.
--Y de haberlo sabido hubieras entrado?

Me dijo sonriendo con un gesto picaron.

--Claro que no, es que vine a buscar el reloj que se me olvidó y pensé hacer un pis antes de irme.
--No pasa nada Miguel, lo que no quiero es que eso rompa el buen rollo que había entre nosotros antes de lo que pasó el viernes.
--¿Sabes que podías hacer?
-- Dejarme verte desnudo y así estábamos en par, jajajaj.
Yo estaba solo con los calzoncillos encima de la cama, era verano y hacia mucho calor, mientras me decía eso apolló su mano sobre uno de mis muslos, se levanto dirigiéndose a la puerta y antes de cerrarla se volvió me miro fijamente a los ojos me guiño y me dijo.

--Ahhh y cuando hagas tus cositas ves con mas cuidado que ayer manchaste las sabanas.

Cerro la puerta y se marchó. Esto ultimo se refería a que la noche anterior pensando en ella de cómo la vi el viernes no pude aguantarme y me masturbe, aunque puse cuidado en no manchar las sabanas no debí hacerlo bien.

Por la noche después de cenar íbamos a un salón de juegos que había unas calles mas arriba donde se reunían todos los chavales del pueblo su hija Maria también estaba algunas veces, subí a la habitación a buscar unas monedas para los futbolines y cuando salía de la habitación oí como la señora me decía.

--Miguel esta noche cuando todos duerman me gustaría que vinieras a mi habitación.
--¿Te atreves?

Su habitación estaba al final del pasillo, cuando me giré la vi de pie en la puerta sonriendome. El tiempo que pasó hasta que llegó la hora se me hizo larguismo no podia concentrarme en nada, no tenia claro si debia ir o no.
Al final me atrevi.
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