8/7/11

Siempre hay una primera vez para


Acababa de cumplir los 14 años, era la primera vez que me llevaba mi padre de temporeros, ese verano estábamos en la recogida del algodón en un cortijo en la provincia de córdoba, como casi todos los años acompañaba a mi padre su trabajo era coordinar el trabajo de los temporeros, en Andalucía lo llaman el maniero, o encargado dos palabras que quieren decir lo mismo.
En el cortijo las familias se instalaban en barracones, cada familia tenía una habitación amplia donde dormían todos, los demás servicios de la hacienda eran compartidos, bueno si se le podían llamar servicios, solo había una cocina común donde cada familia cocinaba su comida, en un rincón del patio con una manguera nos podíamos lavar y un cuarto más pequeño que servía para asearse las mujeres. Mi labor durante el tiempo que duraba la recogida era la de vigilar y entretener los niños más pequeños mientras sus padres estaban en el campo, una de las familias tenía dos hijos en edad escolar yo me cuidaba de enseñarles algo de lectura y de matemáticas para no quedarse muy atrás en la escuela, intentaba que aprendieran a escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir, lo hacíamos en su barracón que era más grande y había más sitio.
Un día estando dándoles clase entro la hermana mayor a cambiarse de ropa, se llamaba Carolina y tenía 26 años, era una morenaza bien plantada, una mujer del campo pero guapa y fuertota con un par de tetas y un culo que hacían girar a todos los tíos del cortijo, tenia novio aunque no estaba en el cortijo. En una punta del barracón tenía su cama, enfrente de donde yo estaba con sus hermanos, yo la miraba mientras se cambiaba y ella se dio cuenta, se quito los pantalones que llevaba y se subió el vestido hasta la cintura para cambiarse las bragas, se puso en cuclillas para coger unas de limpias de la maleta que estaba debajo de la cama y pude ver aquella mata de pelo negra que tenía entre sus piernas me miro y me dedico una sonrisa picarona, yo me puse rojo como un tomate, ya de pie se subió el vestido hasta la cintura para que pudiera verla bien mientras se ponía la ropa interior el pelo cubría su sexo llegando casi hasta el ombligo, uffffff, nunca había visto algo así, tanto pelo y tan negro, no sé lo que sentí en esos momentos, me subió algo de los pies a la cabeza que me dejo petrificado, ella me dedico una sonrisa mas y se giro de nuevo dejándome ver su culo y sus carnes blancas, se acabo de vestir y se marchó. Desde ese día cada vez que nos cruzábamos yo me ponía rojo y nervioso, ella se sonreía, no me atrevía a hablar con ella como lo habíamos hecho hasta ese día

Como pasaba algunas veces durante la temporada hubo una tormenta y los campos quedaron mojados, cuando eso pasaba no se podía coger el algodón había que esperar a que se secara durante varios días. Cuando no se podía salir al campo la gente aprovechaba para ir al pueblo de compras, otros salían a buscar espárragos o al rio que pasaba cerca, a intentar pescar algo.
Carolina era aficionada a la pesca y propuso que fuéramos al rio, ella sus dos hermanos y yo así lo hicimos, cuando llevábamos varias horas sin pescar nada el hermano pequeño estaba cansado y se quería volver al cortijo, Carolina le dijo su otro hermano menor que se fueran para el cortijo también.
Nos quedamos los dos solos, ella aprovecho para sacar el tema de ese día.

--Miguel, ¿que te pareció lo que viste el otro día?

Me puse rojo como un tomate, sin saber que contestar ella con una sonrisa me tranquilizo.

--No te pongas rojo tonto, nunca has visto una mujer desnuda?

--Balbucee, bueno si en alguna.

--¿Pero así tan cerca como el otro día?

--Nooo, así no, solo en alguna revista.

--¿Y que te pareció, te gusto lo que viste?


Durante unos segundos no supe que responder estaba nerviosísimo, entonces ella se acerco y me acaricio la cabeza intentando que me tranquilizara.

--¿Te gustaría volver a verlo y esta vez tocarlo?

Estaba a pocos centímetros de mi, su cara casi rozaba la mía, yo a pesar de tener solo 14 años era un chico espigaete casi de su misma estatura, tenía sus hermosas tetas casi rozando mi cara el corazón me iba a mil por hora.

--Javi has besado alguna vez a una chica en la boca?

--Te gustaría besarme en la boca?


Esto lo dijo a la vez que con ambas manos me cogía de la cabeza y me estampaba un sonoro beso en la boca, sin darle importancia alguna. Pero al momento, mirándome fijamente me dijo:

-- “Pero si te has puesto rojo.

--¿No te ha gustado?

-- No, no, digo sii mucho.

No me nada, contesté algo dentro de mi hacia que casis sintiera que me mareaba, había sentido sus tetas apretadas a pecho y como su lengua se introducía en la mía.

--¿No has besado nunca a una chica, es eso?

- -Bueno, yo…

-- Vale, no te preocupes, no tiene importancia. ¿Te habrá molestado que te bese?

- No, no, claro que no me ha molestado.


Lo dejamos así y seguimos, ella miraba el agua por si se movía la caña, verdad es que yo no podía concentrarme. Hasta que pasado unos minutos inició ella de nuevo la conversación.

- ¿De verdad no has besado a ninguna chica?
- En la boca, no, me atreví a decirle.
- ¿Has estado ya con alguna mujer?
- Estar, ¿dónde?
- Quiero decir que si lo has hecho ya alguna vez. Que si has hecho el amor.


No me atreví a contestarle, me sentía muy nervioso.

-- ¿No lo has hecho nunca, verdad? No tengas vergüenza, cuéntamelo.
-- No, no lo he hecho nunca.
-- Pero sabes cómo se hace ¿no?
-- Pues claro que lo sé.
-- Te gustaría hacerlo conmigo?


No contesté, me quedé parado y ella me preguntó si es que tenía miedo, o que yo no le gustaba., joder como no me iba a gustar si desde ese día que vi lo que tenía entre sus piernas me la pelaba cada día pensando en ella y en la selva negra que tenía entre sus piernas, creo que esa primera vez que vi el sexo de una mujer tan negro y tan peludo me éxito tanto y desde ese día siempre me ha excitado pensar en el sexo de una mujer cubierto de una buena melena negra.

-- Le respondí que si, si ella quería.

-- Ven, vamos a buscar un sito mas resguardado que no nos puedan ver.


Me hizo jurar que no se lo diría nunca a nadie.

-- No te preocupes. Algún día tendrá que ser la primera vez ¿no?

Fuimos a un recodo del rio donde había mucha maleza y un hueco donde se oía si venia alguien por la orilla, se quito los pantalones que llevaba se subió el vestido y se quito las bragas, me cogió la mano y la llevo entre sus piernas y puse tocar aquel pelo suave y sentir en mis dedos el calor que desprendía su sexo, me dijo que me quitara los pantalones.

Ella se remango el vestido hasta la cintura y se tumbó en el suelo. Al ver su cuerpo totalmente desnudo mi miembro empezó a crecer hasta ponerse completamente erecto.

--Ven, ponte encima, me dijo.
Cuando vio como se me ponía de tiesa y lo gorda que la tenia, exclamo con voz algo sorprendida.

--Joder Miguel, vaya pedazo de cipote que tienes.

--Tienes el cipote doble de grande que mi novio y eso que solo tienes 14 años, cuando seas mas hombre la tendrás como la de un burro.


Mientras decía eso con sus manos me la acariciaba sintió como daba saltitos al contacto de sus manos, no sabía que me pasaba me sentía desfallecer, me faltaba el aire mientras me la tocaba.

Ella abrió sus piernas y yo me puse entre ellas me cogió el miembro, que ya lo tenía al máximo de duro, me habían operado de pequeño de fimosis y me había quitado toda la piel quedando todo el capullo sin piel que lo cubriera, parecía una bellota súper gorda, con la misma mano se lo acercó a la entrada de su sexo y se las restregó en la entrada.
Me dijo que empezara a apretar pero flojito hasta que entrara toda, que la tenía muy gorda y tenía que ir poco a poco, así lo hice fui apretando hasta sentir como se la metía toda, sentía como su sexo me la apretaba como si quisiera estrangularla, al sentir como mis huevos rozaban su mata de pelo suave sentí como algo sacudía todo mi cuerpo, era algo que nunca había imaginado que fuera tan bueno y diera tanto gusto. Me moví, bombeando adelante y atrás como ella me decía, hasta sentir que me iba a correr, ella también lo noto y de un tirón la saco de su sexo.

--No nooo, no te corras dentro que me puedes dejar preñada.

--Con la cantidad de leche acumulada que debes tener me ibas a dejar preñada seguro.

Después de sacársela la empezó a mover con su mano de arriba abajo hasta que acabé de correrme, recorrí comí nunca me había corrido en mis pajas nocturnas, desde el día que me enseño su maravilla me la pelaba cada día pensando en ella, el primer chorro fue directo a sus pechos ella dio un respingo hacia atrás.

--Joder tío que fuerza tiene jajajajaja.
--ha llegado hasta mis tetas jajajaja.


Mientras seguía meneándola se sonreía, ella no le dio importancia, debía ser normal que un primerizo durara tan poco su primera vez no sabía que decir ni que hacer para mí todo aquello era nuevo, ella me miro y tiernamente me beso en la boca..

--No te preocupes, es la primera vez que lo haces.

Que era lógico lo que pasó, me acariciaba la cara y me decía, ya verás como pronto no te pasará esto, ya irás aprendiendo, esto es como todo en la vida, no se nace aprendido.

--¿Me enseñarás tú?
-- Pues claro que sí, ya verás que bien lo vamos a pasar.
-- Hay que aprender cómo hacer algunas cosas Ya te iré guiando yo, tu tranquilo.
--Lo primero es hacerlo despacio, sin prisas.

Mientras me iba hablando ella seguía con sus manos acariciándome la polla y los huevos, bajo su mirada y exclamó.
--¡Pero si ya estás en forma de nuevo!.
-- Tendrás que esperar un poquito para metérmela.
--hay que dejar que salga toda la leche y no salga nada.

--Ven, tócame un poquito, pero sobre todo, aguántate y no me la metas hasta que yo te diga.


Estoy caliente, me decía, pero me tienes que poner más caliente aun, para que nos salga un buen polvo y lo recuerdes como tu primer y mejor polvo.
Me cogió las manos y se las puso sobre sus tetas hermosas. Se las toque y también se las bese y chupe los pezones, mientras me seguía acariciando la polla dándome apretones y pellizquitos.

Le toqué las tetas, la bese por donde ella me decía hasta que me cogió la polla y se la volvió a restregar por la raja.

--Hazme así, dijo mientras me guiaba la mano de arriba debajo de forma que le frotase a lo largo de la entrada de su sexo.

Yo seguía con la polla tiesa la máximo y con unas ganas locas de volver a metérsela pero aguantaba. Notaba como ella se ponía cachonda y su sexo cada vez estaba más mojado, hasta que ella soltó mi polla.

--Venga, ven, ahora métemela toda, pero despacito, sin prisas.

Estaba tumbada boca arriba con sus piernas bien abiertas, me puse entre sus piernas y con una de mis manos apunte entre la pelambrera negra buscando la entrada hasta que sentí el calor de su raja mojada que me esperaba, metí el capullo y me deje caer sobre ella hasta sentir los huevos apretarse sobre el vello sedoso de su coño peludo. Apreté todo lo que pude como queriendo ir mas adentro de donde podía entrar, me dijo que procurara hacerlo despacito para que nos durara más, le hice caso. Apenas hablábamos, ella gemía y respiraba cada vez más fuerte, me apretaba, casi me mordía el cuello nos acompasábamos en los movimientos intentaba aguantarme y cada vez me costaba más hacerlo, sentía como mis huevos estaban duros y con ganas de volver a soltar mas leche.
- -¿Carolina te la he metido toda?

-- Si, esta toda dentro sigue, sigue pero despacio, cuando notes que te vas a correr me avisas y te paras y descansas unos segundos, ya verás como estaremos más rato.

--Y si no puedes la sacas, no te vayas a correr dentro.


Lo hice así varias veces, cuando notaba que me iba a correr, me paraba un momento y al poco rato ya podía hacerlo otra vez. Así, hasta que no pude más.

--Lo estás haciendo muy bien.
-- Nunca he sentido tanto gusto como me estás dando tú.
--Nunca lo he hecho con nadie que la tenga tan grande como tú.
--Siento como me llenas, me llega hasta el fondo.
--Sigue, sigue no pares, más rápido.

Aguan… ta, agu…anta, decía casi tartamudeando. ¡Agggg, que gusto!
Dame más fuerte, ohhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh que bueno javiiii.

-- Que bien lo haces, que bien me follass.

--No te corras todavía, sigue sigueeee más fuerte, dame más fuerteee, ohhhhhhhhh ohhhhhh.


Carolina Gritaba, mientras se retorcía apretándome, no era consciente que nos podían oír de los gemidos y gritos que estaba dando como era natural llegó un momento en que no podía más.

--Carollll Carollll que me corroo, no me puedo aguantar más.
--No la saques, aguantaaaaa, no la saques, no te corras hasta que yo te diga.

--No nooo no te corras aun, aguanta un poco masss, aguantaaaa.

--Ya no aguanto más, le dije.


Realmente Carolina estaba disfrutando. Yo todavía más que ella al comprobar que era capaz de hacerla correrse. Llegó un momento en que no aguantaba más entonces sentí un apretón en los huevos que hizo que se me cortara la corrida.
Ella seguía moviéndose, su cuerpo se levantaba girando su cabeza a un lado y a otro unos ronquidos de su garganta se escapaban fuertes y sentí como un rio de lava caliente inundaba mi polla que hacia ruidos al entrar y salir chaospsssssss chaaapssssssssss, se había corrido y yo tuve que salir rápido para no dejar mi leche dentro.

-- Sácala y córrete entre mis piernas.


La saque y seguí dando culazos sobre su cuerpo mientras llenaba sus piernas y su vientre de leche caliente que al roce nos mojaba a los dos.

-- ¡Qué bien que me lo has hecho! Y que calentita que está tú leche.

Creo que nos corrimos a la vez. No estaba seguro y se lo pregunté.

--¿De verdad te has corrido?

- Pues claro, ¿no lo has notado?


Me había clavado las uñas en la espalda y casi me muerde el cuello aunque un buen chupetón sí que me dejo que hasta que pasaron unos días no se me fue y que en el cortijo fue el cachondeo durante unos días aunque no podían ni imaginar quien había sido la culpable.

--Buena falta que me hacía, me has dejado como nueva.

--Justo en el momento que me llegaba al orgasmo, noté como me echabas toda tu leche caliente entre las piernas.

La interrogue si lo había hecho bien, si le había gustado.
¿Lo has pasado bien?
-- Mucho, mucho eres todo un hombre, eres mi hombre.

- ¿Querrás que sigamos haciéndolo otro día?
- Si, sí, claro que quiero y la próxima vez aun va a ser mejor.


Cuando oí eso pensé joder si aun se puede sentir más placer va a ser morirse de gusto, la verdad es que lo de follar por primera vez fue la ostia.
Después de ponernos la ropa nos sentamos a descansar y a coger aire, yo debía estar rojo como un tomate, entre el calor que hacía y el gustazo que había sentido al correrme la segunda vez, ella tenía la mirada como más relajada, como cansada.

- -¿No pienses que me quiero aprovechar de ti de ti?

-- ¿esto tiene que quedar entre los dos, no se te ocurra contárselo a nadie ehhh.

-- Eres muy buena… y muy guapa y quiero que me enseñes más cosas.


A partir de ese día casi cada noche ella buscaba el momento para que pudiéramos hacerlo, con sus consejos logre poder controlar mi eyaculación y aguantar sin correrme, había veces que ella se corría hasta tres veces antes que yo la tuviera que sacar para correrme fuera, ella siendo consciente de el esfuerzo que tenía que hacer para aguantarme y el dolor de huevos que se me quedaba lo remediaba haciéndome unas mamadas que otro día os contare y como fue la primera vez que me dejo correrme dentro de su caliente coño.