MI SOBRINA POLITICA
Soy
un hombre normal en cuanto a mi vida sexual y cotidiana, a temprana edad con
una chica mucho mayor que yo descubrí los placeres del sexo, ella me enseño lo
que le gusta y también lo que no y algunos de los secretos para hacer disfrutar
a una mujer. Mi primera vez ocurrió a los 14 con. Hoy ya cumplidos los 60 años
aun sigo siendo un hombre vigoroso y que puede estar practicando sexo varias
horas seguidas sin que se me baje la erección.
Esta es una de esas
historias que pueden parecer fantasiosas,
prometo que es real como la vida misma.
Llevaba trabajando mas de 25
años en la misma empresa, cuando cerró debido a la crisis que aun hoya seguimos
padeciendo me tuve que buscar trabajo para poder llegar a los 60años y poder jubilarme,
de eso han pasados mas de tres años y mas que ir bien vamos peor. Comencé a
dedicarme a la reparación de electrodomésticos, oficio a la que poca gente se
dedicaba por lo que no me faltaba trabajo. Los recambios los tenía que ir a
buscar a un almacén situado en un pueblo cercano a quince KM. Allí vivía y aun
vive Alicia, la cual es sobrina política al estar casada con el hijo
de una hermana de mi pareja.
Alicia es una chica morena de 28 años, en la época que sucedieron los hechos
que quiero narrar acababa de cumplir 25. Es una mujer con un cuerpo de esos que
hacen girar a los hombres cuando se la cruzan por la calle. Le gusta vestir con
ropas sexys y siempre muy ceñidas lo que hacen resaltar sus curvas.
La mayoría de las veces que
iba a buscar recambios la pasaba a saludar, ella me invitaba a tomar café y nos
preguntábamos por la familia.
Alicia es
hija única y vive con ella su madre, una mujer de mas de 50 años de muy buen
ver y que hacia 30 años que era viuda. Remualda que así se llama la señora (vaya nombrecito)
a pesar de estar mas cerca de los 60 que de los 50 era una mujer muy atractiva,
siempre va bien arreglada, peinada y maquillada, nadie que no la conozca
afirmaría que tenía mas de los 50, un
poco rellenita pero sin estar gorda, pechos provenientes sin exageración y que
aun se le aguantaban bien arriba y turgentes según se podia apreciar.
En
una de las ocasiones que pase a visitarlas nos sentamos a tomar café como la mayoría de
veces, Ese día Alicia se iba vestida
con una falda negra muy ceñida y bastante corta que enseñaba más que tapaba,
una camiseta donde los pezones de sus turgentes pechos amenazaban atravesar la
tela. Alicia es morena, alta de 1´65
más o menos de alta, simpática y sonriente, siempre sonríe, además de muy
atractiva como he comentado antes. Siempre me había gustado observarla cuando
pensaba que ella no se daba cuenta. Ese día estábamos sentados en el salón
donde había una mesa de cristal transparente en el centro, sobre la cual Alicia había puesto un pequeño y delicado
mantel que no alcanzaba a cubrirla por completo, junto a la mesa como asientos unos
taburetes bajitos tapizados en piel, en la parte inferior de la mesa otro
cristal tipo espejo en el cual se podía apreciar parte de la anatomía intima de
entre las piernas de Alicia que se
encontraba sentada enfrente y que en determinados momentos me ofrecía ante el
deleite de mis ojos. Una visión inigualable del precioso tesoro que la chica
escondía entre sus piernas, cubierto por unas finas braguitas blancas con encajes en los bordes y cuya
textura dejaba entrever con cierta transparencia lo que se encontraba bajo la
fina prenda dibujando parte de su feminidad y el oscuro vello pubico que lo
franqueaba.
Ese
día después del café me ofreció una copa de coñac, después de unos minutos de
charla la señora Remualda se levantó
argumentando que había quedado con su amiga Antonia para ir un rato al bingo dejándonos solos ya que el
matrimonio aun no había tenido descendencia.
Volviendo a lo que toca, mi
sobrina (Alicia) de vez en cuando se
levantaba disimulando ir a buscar alguna
cosa a la cocina, era realmente glorioso porque por lo ceñido de su falda al volverse
a sentar se le subía hasta un punto que era inevitable no ver con claridad el
hermoso panorama de entre sus piernas y del cual yo no perdía detalle, contando
con la fortuna de que al no estar su madre ella no se cuidaba nada de taparse, una
situación que me costaba manejar tratando con esfuerzo de que no se notaran las
fijaciones de mis miradas, miradas que siempre penetraban en el mismo sitio. Entre
sus piernas. Fueron bastantes los momentos tortuosos ante aquella visión, que no
pude evitar que mi pene se hinchara y en el pantalón se notara un gran bulto contra
de mi voluntad. Estaba tan caliente por la erección, que los fluidos pre seminales
comenzaron a traspasar la tela de los pantalones, y se comenzara a notar la
mancha, eso me preocupaba, ya que por mi posición ella podría notarlo.
Una
de las veces que se levantó mi la mirada fue descarada sin desviar la mirada que
ella me contestó con una amplia sonrisa picara, el coñac empezaba a hacer su efecto, ella también dio plena
cuenta de ello y en lugar de taparse o hacer defensa de su pudor, fue todo lo
contrario, abría aun mas las piernas
para que pudiera ver mejor sus braguitas, Alicia
se levantó con intención de llevar las tazas del café a la cocina la cual
estaba separada del lugar donde estábamos por una puerta y un pasillo alargado.
Mi sorpresa ese día aun no había acabado
al darse la vuelta de espaldas a donde yo me encontraba se le calló una cucharilla al suelo, al no poder inclinarse bien para recogerla debido a la estrechez de la
falda, sin mirarme y supuestamente para poder recogerla se subió la falda casi
por completo hasta la cintura mostrando su imponente trasero ante mi mirada
lujuriosa cubierto solo por la inmaculada tela de sus braguitas blancas.
En ese momento estuve a
punto de levantarme y cometer una locura, de abalanzarme sobre ella y allí
mismo sobre la alfombra clavársela hasta los huevos. Pero me contuve, algo me
contuvo y pensé que no debía hacerlo, era mi sobrina, aunque política y sin ningún
lazo de sangre pero era la mujer de mi sobrino. Después de recoger la
cucharilla y girarse para ver mi reacción siempre con su sonrisa y su mirada
picara marchó hacia la cocina, me quede allí petrificado intentando asimilar lo
que había ocurrido segundos antes, mi erección seguía aumentando sin poder
controlarla y no vaciarme en los pantalones. Aprovechando que ella seguía en la
cocina lo más rápido que pude entre en el cuarto de baño para intentar calmar
mi erección, sobre el plato de ducha se hallaban unas minúsculas braguitas. Sin
pensarlo dos veces y sin medir las consecuencias de lo que podía suceder si lo notaba, tome las braguitas de color
Beige, me baje los pantalones y cubriéndome el pene con ellas comencé a
masturbarme, no tarde en correrme por el grado de excitación que tenía. Solo
recuerdo el ruido de la maneta de la puerta, ella al notar que yo estaba dentro
decidió ir al otro aseo mas pequeño que estaba al otro lado del pasillo, sentí la
sensación del orgasmo y simultáneamente los espasmos de una impresionante
corrida, la cual fue tan abundante y tan intensa que casi no logro limpiar por
completo el semen del suelo con las braguitas que quedaron totalmente
impregnadas.
Las deje en un cesto que se
encontraba en un rincón del baño y volví a mi asiento ya algo mas calmado antes
de que ella saliera. Segundos después
salio ella del aseo con una sonrisa de oreja a oreja como adivinando lo
que había sucedió, se sentó de nuevo sin cuidarse de cerrar sus piernas y me
ofreció una nueva copa de coñac sugiriendo que sería la ultima al tener que
conducir, a lo cual yo le respondí con un gesto, ya estaba bastante cargado y
tenía suficiente. Acabé la copa y me marche.
Al día siguiente tenia que
volver a buscar el recambio que había pedido
al no tenerlo ese día en existencia el almacén. Al recordar que había dejado las braguitas en el
cesto pensé en llegar a saludarla y entrar al baño y dejarlas de nuevo en el mismo
sitio que las encontré, también pensaba que quizás ya sería tarde, y que lo más
seguro es que ella las hubiera encontrado en el cesto, como así fue, esperé que ella me recriminara mi acto pero no fue
así. Antes de marcharme un momento en que ella se encontraba en la cocina
preparando el café, le pedí entrar al baño, me dirigí a comprobar si aun
seguían en el cesto, pero no estaban, entonces aproveche y tome otras blancas que
había en el mismo sitio, supuse que serian las del día anterior y rápidamente
las metí entre mi pantalón tratando de que no se notara mucho el bulto. Las había
puesto ella a caso hecho sabiendo que yo me las llevaría, me lo confesó días
después mientras nos reponíamos del esfuerzo de una maratoniano tarde de sexo.
Cuando
me despedí de ella ese día al besarnos en la mejilla, me dijo en voz baja al
oído mientras me pasaba la lengua.
–
Tito, no pensaba yo que fueras tan pillo y viciosillo, ni que me desearas
tanto.
Sin dejar de sonreír y mirándome
a los ojos me siguió diciendo.
– Vamos
a tener que hablar tu yo a lo lago y
tendidos un día de estos muy en serio.
Alicia y yo habíamos dejado
algo pendiente que tendríamos que zanjarlo largo y tendidos como me
susurró al oído con picardía ese día. Por fin llegó ese momento. Esa tarde la encontré sola, las anteriores veces que pase a saludarla siempre se encontraba presente
la señora Remualda. Pasamos al salón y nos sentamos en el sofá, antes de que yo dijera nada sin cortarse ni
un pelo me preguntó.
- ¿Pero dime tito, que es lo que te atrae tanto de mi?
Le conteste que siempre la había
deseado, y percibía que su marido no la hacía feliz, conocía a mi sobrino y
sabia que era un tonto del culo que solo pensaba en lucir musculitos y en la
ropa de marca y estaba convencido que no la hacía feliz en la cama por algún
comentario que había oído entre mi pareja y su hermana y que desde esa tarde
tomando café que disfrute de tan maravillosa visión no podía quitármela de la
cabeza y la deseaba aun mas.
- Alicia
espero no te sientas ofendida por esta declaración, esperaba el momento de
estar a solas contigo para decírtelo y preguntarte si tu sientes algo por mi.
Le
dije que me perdonara por lo de las bragas pero que después de verla aquella
tarde tan sexy no pude evitar hacerlo. Ella me miró con aquella mirada traviesa
que tenía. También le confesé que desde ese día mis fantasías habían sido masturbarme
oliendo sus braguítas hasta derramándome sobre ellas, Alicia dejo escapar una carcajada aludiendo que si algún día me
pillaba mi mujer (Su tieta) como ella la llamaba que explicación le iba a dar. También
le dije que siempre mientras me corría pensaba en ella y en su cuerpo desnudo retorciéndose
de gusto bajo el mío.
También le comenté que
siempre que pasaba a saludarla estaba presente su madre y no podía hablar con
ella, que ya no podía resistir mas la tentación de saber lo que ella pensaba,
que el deseo por ella me estaba volviendo loco y quería que me contestara si
podía aspirar disfrutar de su cuerpo algún día.
Ella me escuchaba
atentamente mi declaración sin interrumpirme, vi que sus ojos le comenzaron a
brillar y su rostro tomaba un color mas rojizo, En ese momento supe que ella lo
deseaba tanto como yo, la desnudaba con la mirada mientras le confesaba
mis deseos, le seguí confesando mis pensamientos.
No he dejado ni un solo día
de pensar y maquinar como provocar este encuentro sin que te ofendieras ni te
enfadaras, y poder conseguir tenerte entre mis brazos.
Ella se acercó un poco mas casi
me rozaba con su cuerpo, me puso sus manos en mi cuello y me dijo.
- Títo, por fin estamos solo tenía ganas de que ocurriera, hoy mi madre no
volverá antes de las siete y mi marido no sale del trabajo antes de las ocho. Yo también deseaba estar a solas contigo, y deseo hacer el amor contigo, me calienta tanto pensar en hacerlo contigo que mojo las bragas
cuando siento tus miradas, quiero ser toda tuya títo.
Ese día llevaba puesto un
vestidíto de verano igualmente cortíto y fino, nos abrazamos y sin preámbulos
comenzamos a besarnos, pase mis manos se deslizaron bajo la fina tela del
vestido y comencé a acariciar su cuerpo sin prisa, mordisqueando levemente sus
labios pasando la lengua por ellos, lamiéndolos metiendo mi lengua en busca de
las caricias de la suya, bajando mis manos sobre sus pechos y abdomen, tirando
del vestido hacia arriba hasta sacarlo por su cabeza ayudado por ella que levantó
los brazos, mis manos descendieron acariciando sus hombros y cuello llegando
hasta el sujetador, solté el cierre deslizando los tirantes por los hombros,
sus pechos quedaron desnudos a mi merced, mis manos al unísono abarcaron
su contorno desde abajo hacia arriba, quedando sus pezones erectos y duros
sobre las palmas, mis dedos los atraparon en forma de tijera pellizcándolos
suavemente.
Igualmente la prenda calló
al suelo del salón, mis manos siguieron bajando y comencé deslizar mis dedos
por entre la tela de sus braguítas hasta llegar a su rajíta introduciendo
primero un dedo y luego dos, notándola cada vez mas mojada la vez que mis
labios descendían desde el su cuello hasta adueñarse de su duros y suaves
pechos, y siguieron bajando hasta besar la fina tela y aspirar el aroma que desprendía
su intimidad.
Mis
dedos hurgaban entre sus piernas hasta tocar su abultado clítoris Alicia en
esos momentos no dejaba de gemir y jadear con la respiración cada vez mas
acelerada y de su garganta comenzaban a escucharse los primeros gritítos
anunciando que se acercaba su primer orgasmo, mis labios besaban sus pechos estirando de los pezones, sus
caderas comenzaron a moverse apretando su cuerpo contra el mío, libere mi
pene de su encierro y lleve una de sus manos entre mis piernas para que lo
acariciara, su mano lo copio apretándolo mientras de su garganta se escapaba un
gritito al sentirlo duro y caliente, estaba en su total erección. Alicia comenzó a jadear y gemir al
sentir el orgasmo.
-- Me voy a correr sin que me la metas tito, me corro, me corrooooo, ahaaaaaaaaaaa
siiiiiiiiiiiiii, ahhaaaaaaaaaaaa.
La abrace fuerte manteniendo
mis dedos dentro de su estrechita cueva sujetando su cuerpo que se convulsionaba
, su boca busco la mía introduciendo su lengua que se entrelazaba con la mía su mano aferrada a mi pene no dejaba de
apretarlo pasando del pene a los testículos las mías. Ella gritaba y gemía
-Que placer, que guuuusto, uffffffff, me he
corrido tan sólo con tus caricias, ufff. Que placer no me lo puedo creer. Nunca
he sentido algo así con mi marido.
Después de esa primera
corrida se saco las braguitas y se sentó ahorcajadas sobre mis piernas
previamente también yo me había despojadote los pantalones, de puntillas
levantó su cuerpo hasta que la punta de mi hincado pene rozo la entrada de su
coñito,
Se fue
dejando caer con algún gesto de dolor hasta tenerla toda dentro, sus pechos
rozaban mis labios, mis manos los magreaban mientras mi boca chupaba sus
pezones haciendo que de su garganta salieran gemidos y jadeos al sentirse
totalmente llena, comencé a hundirme en su rajita con algo de esfuerzo debido a la estrechez de su rajita
hasta sentirla penetrada hasta el fondo,
sentía como las paredes de su estrecha rajita presionaban sobre mi pene. Teniéndola
bien apretada por sus nalgas y su cintura comencé a moverme despacio haciendo
que se moviera, ella capto reseguida la idea y apoyando sus pies en el suelo
se levantaba y volvía a dejar caer hasta
aplastarse sobre mis testículos, yo sentía como le llegaba hasta el fondo de
sus entrañas rozando las paredes de su útero, Alicia se apretaba y mordía mi cuello clavando sus uñas en mi
espalda.
Comenzaba a sentir el placer
del orgasmo, después de unos minutos de entrar y salir de su sexo me derrame en
su interior entre gritos de placer de Alicia
hasta quedar sudorosa y respirando con dificultad desplomada sobre mis
piernas, era tanto el deseo que sentía por ella que en solo unos minutos me
había vaciado, le dije que ya la recompensaría en una próxima ocasión que tuviéramos
mas tiempo, esa tarde tuvimos que dejarlo debido a que su madre estaba a punto
de llegar y mejor que no nos pillara. Después de estar unos minutos abrazados
disfrutando del polvo hice que descabalgara, al quedar de pie observe como le
bajaba el semen por sus muslos. Nos despedimos con fuerte y apasionado beso con
el desende volver a estar juntos pronto.
Espero que no os parezca grosero
el relato al describir los detalles, pero son los que le dan la esencia a esos
momentos, contarlos tal como ocurren y así intento expresarlos. Ese día de después
de estar abrazados unos minutos disfrutando de ese primer polvo, su madre
estaría a punto de llegar, como así fue solo salir a la calle a pocos metros
del portal me la cruce cuando volvía, debido a la excitación que aun sentía no
me entretuve mucho con ella, fue un saludo rápido con la excusa que me iban a
cerrar el almacén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario