1.50 Muy placentero
Conocí a Noemí cuando trabajaba en la
recepción de unas instalaciones deportivas donde yo iba varios días a la semana
para mantenerme en buen estado físico a pesar de mis 55 años me gustaba
cuidarme. Ella en esa fecha estaba en un estado de embarazo bastante avanzado, Noemí
era una chica pequeñita de poco mas de metro cincuenta de altura, morena con un
físico infantil que no parecía tener mas de 20
años en cuanto lo cierto era que había cumplido los 27.
Ese
día mientras hacía la gestión para deshacer el error por el cual el banco había
devuelto el último recibo de cobro mensual crucé mis primeras palabras con ella.
Mientras solucionábamos el error pude apreciar lo cambiada que la veía, estaba
mucho más delgada y se había cambiado el peinado y así se lo dije, ella me
contestó sin levantar la cabeza de la pantallita del ordenador.
- Para mejor o para peor.
- Bueno eso lo sabrás tu
mejor que te miras ante el espejo cuando sales de la ducha.
Al
oír mi contestación levantó la mirada y sonrió y me dijo.
- Ya esta solucionado el
error.
A
partir de ese día cada día que entraba y salía me regalaba su mejor sonrisa.
Uno de los días me encontraba en una cafetería comiendo algo antes de volver al
trabajo después de haber salido del gimnasio. La vi entrar, vestía una faldita
negra cortita, una camiseta ajustada y una chaquetita a la cintura, era morena,
melena a media espalda y ojos igualmente negros y grandes, su rostro siempre
mostraba una sonrisa, al hacerlo mostraba una blanca y bien cuidada dentadura,
nadie que no la conociera diría que
tenía mas de 20 años, su aspecto era juvenil, menudita de cuerpo, todas sus demás
proporciones estaban de acuerdo a su altura. Al pasar por mi lado camino de la
barra donde pidió un café me saludó con un hola y una sonrisa como hacía
siempre. La invité a sentarse a mi mesa cosa que ella aceptó y comenzamos a
hablar, se despojó de la chaquetita y pude observar la redondez, turgencia de
sus pequeños y perfectos pechos tras su ajustada camisa blanca, varios botones
desabrochados dejaban ver parte de sujetador y la regatita que hacían sus
pechos al separase.
Le
dije lo cambiada que estaba, le volví a decir que la veía mucho mas delgada y
mucho mas guapa, ella me dio las gracias mientras movía graciosamente la cucharilla
en la taza del café.
- Sabes? En los cinco años de
matrimonio mi marido nunca se dio cuenta de mis cambios.
Había cruzado las piernas cosa que hacia
que pudiera apreciar mejor sus piernas, no pude evitar fijar mi mirada en ellas
cosa que a ella no le pasó desapercibido, después de unos minutos ella tenía
que volver al trabajo y nos despedimos con un hasta luego y me dio las gracias
por invitarla al café. La mesa en la que estaba sentado estaba justo al lado de
un gran ventanal que daba a la calle, seguía mirando su gracioso caminar
mientras atravesaba la calle hasta la otra acera, mientras caminaba giró su
cabeza hacia el ventanal donde sabía que yo me encontraba, recordé lo que se
dice cuando alguien se gira a sabiendas que tu la observas. Pensé, ¿porque no?
La diferencia de edad y de tamaño era enorme, aquella chica me atraía, ¿Le
sucedería ella lo mismo? Sería cosa de comprobarlo. Deje pasar dos semanas sin
intentar encontrarme con ella, solo la saludaba al entrar y al marcharme, eso
si, siempre con una sonrisa, no quería que se sintiera acosada, mejor dejar que
fuera ella la que pensara ser la
conquistadora. Sabía que cada tarde entraba a tomar café antes de volver al
trabajo, la había observado. Unas tres semanas mas tarde volví a esperarla en
la cafetería como la primera vez, Entró y esta vez vino derecha hacia la mesa
donde yo estaba sentado, al verla acercarse me levante a recibirla ofreciéndole
el asiento, con una amplia sonrisa y sus ojos clavados en los míos me dijo..
- Vaya que galante. Aun hay
caballeros.
Los
pocos minutos de los que ella disponía no daban para hablar mucho, entonces me
atreví a proponerle porque después del trabajo quedábamos en el mismo lugar y seguíamos
hablando mientras disfrutábamos de unas cañas, al principio vi dudas en su
rostro pero finalmente mientras se ponía la chaqueta.
- Vale, salgo a las siete.
- Pues nos vemos a las siete.
Le
respondí mientras nos regalábamos una sonrisa mutuamente. Esa tarde hablamos
durante casi dos horas, me contó el porque de su separación, lo mas que lo
había pasado y que ahora solo pensaba en su hija y en pasarlo bien, con doble
intención le respondí que si yo podía ayudarla a pasarlo mejor solo tenía que
avisarme, ella capto la indirecta y sin dejar de sonreír.
- Me lo pensare, lo pensare jajá
jajá.
Esa
tarde noche nos despedimos con dos besos en las mejillas, la acompañé a donde
tenía su coche estacionado y mientras arrancaba vi en su mirada un brillo
especial, pensé que la cosa prometía, solo tenía que encontrar ese momento
mágico y que llegó dos semanas mas tarde cuando ya dentro de su coche con la
ventanilla bajada introduje mi cabeza dentro y la bese en los labios y le dije
que la deseaba como no había deseado a ninguna mujer, ella se quedó entre
sorprendida y complacida, esa noche estuvimos enviándonos mensajes desde el
Mobil hasta altas horas de la madrugada, los dos excitados quedamos en que
teníamos que quedar vernos sin miradas indiscretas, le propuse vernos al día
siguiente en un lugar alejado de su lugar de trabajo, quedamos en el
aparcamiento de unos grandes almacenes en una población a unos 30 KM , entramos en una
cafetería y hablamos de sentimientos, anhelos y deseos, esa noche antes de
despedirnos nos dimos los primeros besos y las primeras caricias dentro del
coche, los dos deseábamos volver a vernos y pasar una tarde juntos, le propuse quedar
en un área de servicio de la autopista, al principio tubo dudas en aceptar, se
excusaba diciendo que tenía que recoger a la niña, al final la convencí con la
promesa de que solo tomaríamos un café y hablaríamos si era eso todo lo que
deseaba, que no pensaba presionarla para hacer nada de lo que no estuviera
convencida y no deseara. Nos despedimos ese día sin ninguna respuesta por su
parte. Dos días más tarde me envío un SMS en el que me decía.
-
Si puedes pido fiesta el viernes por la
tarde y nos vemos:
- Espero tu respuesta.
Creo
que mi respuesta le llegó antes de que acabara de salir su mensaje jajaja.
Quedamos a las tres de la tarde en una urbanización cerca de la entrada de la
autopista.
Esa tarde estaba aun mas atractiva si eso
era posible, se había puesto un vestido negro abierto a un lado que mostraba
parte de sus piernas, le había dicho a su madre que iba a la despedida de
soltera de una compañera de trabajo. Al entrar en el coche nos miramos y nos
besamos, al tenerla apretada a mi cuerpo noté como temblaba, le pregunté si
estaba asustada y me respondió que no, que durante los días anteriores lo había
pensado mucho y estaba segura que quería estar conmigo, al llegar al lugar
donde podíamos pasarla tarde tranquilos sin miedo a que alguien pudiera
reconocernos le pregunté si le apetecía entrar en una cafetería a tomar algo,
me respondió que no con un gesto de su cabeza, volví a preguntarle si tenía
alguna duda, me miró fijamente a los ojos y me respondió.
- Noo, y tu la tienes?
La
estreché en mis brazos fuerte y la volví a besar, antes de soltarla le susurré
al oído.
- Te deseo como nunca he
deseado a una mujer.
- Solo tengo la duda de no
decepcionarte.
- Estoy segura que no lo vas
a hacer.
Fue
su respuesta mientras suavemente rozaba sus labios los míos, salimos del coche y nos dirigimos al lugar
donde yo ya había estado alguna vez antes pero que a ella le mentí diciendo que
lo había encontrado por Internet. Entramos y no dijimos palabras, nuestros
labios se fundieron en el más ardientes beso, nuestras lenguas se rozaban y
exploraban nuestras bocas como buscando encontrar los puntos exactos del
éxtasis total, mientras esto mis manos recorrían su espalda hasta llegar a ese culo
duro y redondito, le pellizqué delicadamente sus nalgas preciosas a la vista y
al tacto, mis manos recorrieron todo su cuerpo de arriba abajo hasta encontrar
sus pequeños y duros pechos, primero las rozaron suave y delicadamente, hasta
sentir la turgencia de sus pezones, hasta pellizcados por encima de la tela
suave del sujetador. En tanto ella no se quedó atrás; sus manos recorrían mi
espalda bajando y manoseaba mis piernas y me atraía y apretaba hacia su cuerpo
mientras movía su pelvis rozándose contra
el bulto de mis pantalones que ya era bastante prominente, mi pene comenzaba a
hincharse amenazando romper el pantalón.
El tiempo y el espacio
desaparecieron, estábamos estirados en la cama ya sin nuestras prendas
superiores, agitados y apresurados por hacer lo mismo con las demás partes,
todo esto sin dejar de acariciarnos y
besarnos en la boca, el cuello sin dejar de explorar el calor que
despedían nuestros cuerpos. Mi habilidad se agudizó al punto de que con una
sola mano desabroché su bonito sujetador quedando sus pechos al contacto con mi
pecho, sentía mi cuerpo arder al sentir su roce.
Mi
pantalón y su faldita volaron por los aires quedando esparcidos por la
habitación, entonces empecé a bajar por
su cuello mientras su respiración era a cada momento más acelerada, besos
suaves y pequeños mordisquitos, sus pechos ya al máximo de su dureza con los
pezones de un color rozado más fuerte que el del resto de sus pequeñas
aureolas, le daba un contraste que no me permitió seguir con más preámbulos, me
lance a acariciar, lamer y besar
aquellas irresistibles montañitas con mis labios y lengua, no aguante mas y me
lancé a chupar delicadamente tan deliciosas montañitas con sabor a puro deseo,
ella dejó exhalar un gemido profundo y fuerte AHHHHHMMMMM, seguido y largo.
Estaba disfrutando mientras yo alternaba mis besos de uno a otro sus hermosos
pechitos. Mientras tanto mis manos acariciaban la parte interior de sus muslos
y se iban acercando a su húmeda rajita que cada vez sentía más caliente. Después
de unos minutos de dedicarme a sus bonitos pechos fui bajando con mis labios
por su plano vientre, sus quejidos de placer aumentaron, se hicieron más cortos
pero más seguidos. Me entretuve unos minutos por el interior de sus muslos y
sus ingles. Cuando creí que era el momento, cuando de su boca salía la
expresión ahhhhhhhhhhhh.
Pase mi lengua entre los labios de su
rajita subiendo hasta su pequeño y abultado clítoris que me recibió con un
nuevo quejido de placer AHHHHHH. empecé a introducir mi lengua en su rajita,
húmeda y caliente, seguí lamiendo y jugando con su clítoris rosado hasta que
noté como arqueaba su cuerpo al máximo y me suplicaba.
- ahhhhhhh ohhhhh no pares,
me corroooo, sigue siguee así, así, no pares me estoy volviendo loca.yaa, ya
ahora, ahora ven venn, no aguanto más.
Estiraba de mi cabeza para que me pusiera sobre ella, mi pene estaba que
estallaba, salían pequeñas gotitas de líquido seminal por la punta, las gruesas
venas parecían a punto de estallar, nunca la había notado tan hinchada ni tan
dura, también me pedía a gritos penetrar aquella estrechita cueva. En sus
repetidas arqueadas producto del goce recibido por mi lengua que se paseaba
desde su clítoris hasta su ano, me incorporé poniéndome entre sus piernas que
estaban ligeramente abiertas, quedando en una posición en la cual podía ver la
abertura de su rajita que me pedía agritos que la profanara, una de mis manos
acompañó el pene hasta la entrada de su estrecha gruta, mi cuerpo rígido por el
deseo se inclinó hacia delante presionado con mi pene entre los labios de su
rajita. Presione con fuerza y la punta avanzó hasta perderse entre los pliegues
de su sexo que la abrazaban con fuerza, de su garganta se escapo un quejido
mientras ella arqueaba su cuerpo hacia arriba, mi pene en su máximo grosor y
rigidez siguió avanzando entre quejidos de dolor y placer mezclados, entrando hasta
el fondo de su gruta ya chorreante y caliente como un horno. Su grito fue
delicioso:
- ayyyyyyy, ahhhhhhhh.
Su cuerpo se retorcía como poseído por resortes
incontenibles, su rajita presionaba y aflojaba mi pene. Apoyé mis manos en el
coclchon flexionando mi cuerpo para no la aplastarla A cada embestida que le
daba aumentaban mis deseos, cada vez entraba y salía mas rapido y con mayor
fuerza, la estrechez de su rajita presionando mi pene era de locura, no iba a poder
aguantar mucho tiempo sin corredme, la sensación que sentía al ver aquel cuerpo
menudito gemir y retorcerse bajo el mío era tan fuerte que no podía controlarme,
oír sus suspiros, y jadeos al sentir su cuerpo apretado al mío y rozar mis
testículos en su piel me hacía sentir sensaciones nunca conocidas .
Tenía
que hacer grandes esfuerzos para no dejarme llevar y fundir mi 1,83 CM , y mis 90 kilos dentro de su cuerpecito con, en la estrechez de su sexo, su cuerpo, sus manos
se apretaban a mi cintura y enardecían cada vez más mis sentidos. Un temblor comenzó
a recorrer su cuerpo, palabras entrecortadas, gemidos y jadeos de placer salían
de su garganta, respiraba fuerte y dejaba salir el aire a solplidos, aumentaban
inundando la habitación Más que avisarle casi le grité que me tenía que
retirar, que no aguantaba más y me iba a correr.
No
me había puesto preservativo y no habíamos comentado nada sobre el tema, no sabía si ella tomaba alguna precaución,
si me corría dentro podía tener consecuencias, ella me había comentado que
llevaba mas de un año divorciada.
- No, noooo, no la saques,
corretee, corretee.
Cruzó
sus piernas a mi cintura elevándose a cada una de mis embestidas.
No
pude seguir hablando el placer me desbordó y poderosos chorros de semen caliente
salieron disparados e inundaron su estrecha rajita, ella gritaba y repetía.
- Asï así asï así asï, ohhhhh
que bueno, ya yaaa, ahhhhh, ahhhh.
Se
desplomó y paró de moverse su respiración era acelerada, sus brazos extendidos
a los lados la cama, sus piernas estiradas abiertas con mis 90 kilos desplomados
sobre ella, sentía como su menudito cuerpo se inflaba y se desinflaba mientras
seguían saliendo chorros de leche caliente que llenaban su rajita, los dos jadeantes
y con las respiraciones entrecortadas quedamos bañados en sudor y aromas de
sexo y locura estirados sobre la cama.
Después de unos minutos,
seguíamos en una burbuja con olor a solo sexo y lujuria, el mundo exterior no
existía para nosotros, cuando de pronto su voz me trajo de nuevo a este mundo;
me dijo que era la experiencia más loca, la mas deliciosa y sublime que había
tenido nunca, que nunca había sentido algo así en ninguna de sus relaciones,
aunque ninguno de los hombres con los que había estado tenía una herramienta
como la mía. Mientras decía eso mantenía mi pene entre sus manos acariciándolo
y dándole cariñosos apretones, lo mismo hacía con los testículos, hubo algo que
no le permitió detenerse ante mis miradas, mis palabras y mis caricias; le
respondí con un beso en sus hermosos labios, que también para mi había sido una
experiencia única, que nunca había hecho el amor con tanta pasión como lo
acababa de hacer con ella. Mi herramienta como ella la llamaba se mantenía erguida
y dura, brincaba inmediatamente como respuesta a sus caricias.
No pudimos frenarnos, de nuevo mi pene
buscó su cueva que se mantenía caliente y chorreante por mi corrida anterior,
esta vez de un solo empujón entró hasta el fondo volviendo a oír como suspiraba
con fuerza y gemía al sentir mi cuerpo apretado al suyo y la herramienta toda
en su interior,.
Comenzamos
a movernos muy despacio, afloró la ternura, los movimientos eran suaves y
cuidadosos sin que el placer fuera menos intenso por parte de ambos, en no más
de 5 minutos ella de nuevo estaba teniendo su tercer o cuarto orgasmo, para mi
era el segundo, ella me besaba y mordisqueaba el cuello y me decía que iba a
ser mía siempre que yo lo deseara, que hacer el amor conmigo era lo mejor que
le había pasado nunca, que el pacer que había sentido conmigo no lo había
sentido nunca en ninguna de sus relaciones.
En
el poco tiempo que nos quedaba para ducharnos y cambiarnos, dado que tenía que
pasar por casa de su madre a buscar a su hija no habíamos dejado de besarnos y
acariciarnos, ella antes había llamado su madre anunciándole que pasaría un poco mas tarde a buscar a la niña.
Mientras nos vestíamos para
marcharnos me confesó que en un principio cuando le propuse hacer el amor había
tenido muchas dudas debido a gran diferencia de edad, ella tenía 27 y yo había
cumplido los 55, pero que después de lo tierno, cariñoso y de lo mucho que la había
hecho disfrutar le encantaría que nos siguiéramos viendo siempre que yo
quisiera si también lo deseara.
Esta
fue la primera vez. La primera de muchas otras.
!Que porquería de relato carajo!
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