15/10/11

Antonia la madre de Mari Carmen



Cuando se llega a los 60 sin quererlo el pensamiento hace un rebobinado de las muchas cosas que hiciste durante esos años y sin poder evitarlo vienen a la memoria historias de la niñez, los primeros amores, tu primera vez y algunas otras que dejaron buenos recuerdos.
Recuerdo la historia que viví con Antonia y Mari Carmen, Antonia era la madre y Mari Carme la hija, una chica que durante un tiempo estuvo de novia con uno de los chicos de la pandilla, no puedo decir que fuéramos amigos, solo salíamos en la misma pandilla. Mari Carmen era morena, alta con un buen cuerpo aunque para mi gusto tenía poco pecho, tenia veinte i dos años yo en esa época solo veinte, cuando rompieron la chica intentaba darle celos tonteando conmigo, un día hablé con pepe que así se llamaba el chico le dije que no se lo tomara a mal, que era ella la que me buscaba y él me dijo que tenía el campo libre y que lo aprovechara que era una chica que le iba la marcha y que él se la había tirado siempre que había querido, la palabra tirado en esos años era un lenguaje aunque poco respetuosos era el que usábamos cuando nos referíamos a tener relaciones sexuales con una chica.
Mari Carmen tenia un bonito cuerpo además bailando se pegaba como una lapa hacia que tuviera unas erecciones brutales, siempre acababa en algún lavabo haciéndome una paja. Ahora en estos años es fácil para los chavales echar un polvo pero en esa época que os cuento sino pagabas solo te quedaba el pajote.
Un domingo cuando salimos del baile la acompañe a su casa, habíamos tenido algún que otro magreo y bastantes morreos pero no habían pasado de algunos tocamientos por encima de la ropa, esa noche iba dispuesto a no acabar pajeandome en el lavabo sino mojando, llegamos al bloque de pisos donde ella vivía, a oscuras en un rincón que había bajo la escalera empezamos a meternos mano fue la primera vez que me dejó comprobar su calentura, llevaba una mini falda, me dejó acariciarla bajo la ropa cuando llevábamos un rato acariciándonos levante su falda hasta la cintura y quise ponérsela entre las piernas para metérsela, se la puse entre las piernas y intente metérsela ella me paro y me dijo que no, restregársela si pero metérsela no, yo estaba excitado y me dolían los testículos de la erección, me dijo que si quería me hacia una paja pero que de follar nada de, eso me cabreo me subí los pantalones le dije que para una paja no necesitaba a nadie y que se buscara otro tonto para pajearlo y me largue sin decirle adiós.
Pasaron varios meses sin saber nada de ella, un martes por la mañana que era el día que ponían el mercado en el pueblo me encontré con su madre, Antonia, me pregunto que había pasado con su hija que ya no iba a buscarla como antes, no recuerdo muy bien que le dije pero ella me pidió si podía ayudarle a llevar la compra a su casa que el carro pesaba mucho y ella ya estaba muy mayor. Antonia tenía unos cuarenta años y de mayor nada, todo lo contrario era una mujer andaluza de anchas caderas y un par de tetas de escándalo como a mí siempre me han gustado, no exageradas pero sí que bastante voluminosas, la acompañe hasta la puerta del piso donde vivía, una segunda planta sin ascensor, me pidió que entrara que me pondría una cerveza fresquita que me la había ganado, pasamos a la cocina y después de ponerme la cerveza dijo que iba a ponerse algo más cómoda, volvió con una bata de estar por casa al sentarse y tener varios botones desabrochados se le veían las piernas por encima de las rodillas se le veía también el sujetador al llevar algún botón también abierto, se empezó a notar el bulto de mi pantalón, ella se dio cuenta y no dejaba de mirar, una sonrisita la delataba, empezó a preguntarme qué había pasado con Mari Carmen, que porque habíamos reñido, que hacíamos muy buena pareja y esas cosas, le dije que solo éramos amigos pero ella con un guiño picaron me dijo pues para ser solo amigos buenos lotes os pegabais en el hueco la escalera, mientras me hacia esas confesiones no la apartaba su mirada de mi pantalón que seguía creciendo, se levantó guiñándome un ojo y me dijo mientras te acabas la cerveza voy a darme una ducha que me noto muy sudada y hace mucha calor, le dije que me tenía que ir que entraba a trabajar a las dos y ya eran las once pasadas y aun tenía que ir a casa y comer no me contestó y se metió al baño, a los pocos minutos salió del baño tan solo liada en una toalla de baño que le cubría los pechos y poco más, la miraba sin creer lo que estaba viendo en esos momentos no podía articular palabra, ella me dijo, ¿ qué te pasa te has quedado sin habla? ¿ no te gusta lo que ves o prefieres ver lo que estas imaginando y no ves? Dicho esto se abrió la toalla quedando totalmente desnuda, sus pechos eran voluminosos nada caídos con unas grandes aureolas moradas y unos pezones más oscuros tiesos, entre sus piernas una oscura mata de pelo que casi le llegaba al ombligo, madre de dios que pedazo de mujer, se dirigió a mi diciendo, si antes no había hecho nada por provocarte era porque salías con mi hija pero siempre imagine que algún día lo haría contigo y viendo el bulto de tu pantalón tu también me deseas, ven vamos al dormitorio, estiro mi mano y me llevo a la habitación, empezó a quitarme la ropa quedé solo con el calzoncillo ella mordiéndose los labios decía, madre santísima que tienes ahí escondido y una de sus manos me cogió el bulto por encima de la ropa se puso de rodillas me bajo la prenda hasta sacarla por los pies, sus manos abarcaron mi pene que estaba al máximo de rigidez con la otra mano me apretaba los testículos, sus manos me acariciaban el pene de mi boca se empezaban a escapar los primeros suspiros, la levante y la estire sobre la cama intentando ponerme encima para metérsela, ella me dijo espera, espera no tengas prisa, déjame primero y volvió a coger mi pene entre sus manos y empezó a subir y bajar por el tronco, sentí como acercaba su boca hasta sentir sus labios y su lengua le daba besitos, sentí como una descarga eléctrica, me iba a correr si no paraba, ella siguió masajeándome el pene mientras intentaba metérsela en la boca, con la otra mano suavemente me apretaba los testículos, su boca intentaba engullir la tranca que no le cabía en la boca, joder niño que pedazo cipote tienes nunca vi uno tan grande, mientras me decía eso sentí que no podía aguantar más y empecé a soltar chorros de leche caliente llenando mi vientre y sus manos, cuando acabe de correrme ella decía madre de dios cuanta leche tenias acumulada pareces una vaca lechera y se reía mientras seguía acariciando mi pene de arriba abajo ahora toda mojada y suave de la leche, se llevo los dedos a la boca y diciendo ummmm que rica esta y que suave es, ven ahora si puedes metérmela abrió sus piernas invitándome a que me pusiera sobre ella, con una mano buscaba entre la pelambrera negra la entrada de su sexo, sentí la humedad y el calor que desprendía su sexo mientras iba entrando.
Despacio, despacio sin prisas, así asiii, seguí apretando hasta sentir como los huevos rozaba primero la suavidad del vello y se apretaban entre sus ingles, Ella entrelazo mis piernas con las suyas y sus manos apretaban mi culo hacia ella para que el acoplamiento fuera el máximo, sentía como su sexo abrazaba mi pene seguí con un mete y saca primero despacito, ella me susurraba al oído, así mi amor así métemela toda hasta los huevos, méteme los huevos ohhhhhhh ahhhhhhh que bueno por dios, que polla más gorda tienes, y que caliente ummmm OHHHHHHHHHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHHHHH sigue sigue no pares, intentaba retrasar al máximo mi orgasmo ella seguía diciéndome venga lléname de leche caliente llenameeee, córrete que me muero de gusto AHHHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHHHHH. Seguí así sacándola y metiéndola durante al menos diez minutos ella se había corrida al menos cuatro veces me sentía mojado y la polla chapoteaba al entrar y salir de lo mojada que estaba, cada vez eran más rápidos los mete y saca y con más fuerza, a cada empujón ella dejaba escapar un gemido que al final casi eran gritos, mas, mas fuerte dame más fuerte, rómpeme, mátame cuando le daba un achuchón ella decía siiiiiii siiiiiiiiiiii massss MASSSSSSSSSSS FOLLAMEEEEEEEEEEEEE FOLLAMEEEEEEEEEEEEEEEEEE¡¡¡¡¡¡¡OHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!! ¡¡¡¡AHHHHHHHHHHH!!! lléname de leche calentita ya córrete correteeeeeeeeeeeeeeee, casi eran suplicas con la voz entre cortada, no pude aguantar más y de nuevo los chorros de leche caliente que ella me pedía inundaron sus entrañas, al sentirlos gemía y roncaba casi gritaba, paso sus piernas por mi cintura apretándome hacia ella mientras clavaba sus uñas en mis nalgas, apretaba y apretaba hasta quedar exhausta sobre la cama toda inmóvil y apretada a mi cuerpo con la respiración entrecortada, y seguía con la polla metida hasta el fondo descargando chorros de leche, cuando la respiración volvió casi a la normalidad ella me abrazaba fuerte y me besaba, es el mejor polvo que he echado en mi vida, muchachoooo que tranca más hermosa tienes, sentía como me quería atravesar me tocaba en el fondo, por dios casi me desmayo de gusto, seguíamos apretados abrazados, mi pene aun después de dos corridas no se había aflojado, ella paso una mano bajo sus piernas y me apretó los huevos, quiero dejarlos secos para que no vayas por ahí fallándote a nadie, la quiero solo para mí me decía, empezó a moverse bajo mi cuerpo haciendo movimientos rotatorios levantando su cuerpo y apretándome para que volviera a metérsela hasta los huevos, yo mordisqueaba sus tetas y chupaba los pezones que la volvían loca, esta vez tarde más de media hora en volverme a correr era la tercera en menos de dos horas, las veces que se corrió ella no las conté, pero fueron muchas, era insaciable, no se cansaba, mire el reloj y casi eran las dos salte de la cama y me vestí rápido, entraba a trabajar a las dos, iba a llegar tarde al trabajo y eso podría llevarme una sanción, me despedí de ella que aun permanecía estirada con las piernas abiertas, en las sabanas se notaba una gran mancha de la leche que salía de su sexo.
Salí rápido y a los pocos metros de la portería del bloque me cruce con Mari Carmen que se sorprendió al verme, no pude evitar tener que saludarla y darle una explicación a la pregunta de qué hacía por su barrio, le explique que me había encontrado a su madre en el mercado y que venía muy cargada y vine a ayudarle a subir la compra, como iba tarde fue la excusa para no seguir la conversación, a partir de ese día nos veíamos con Antonia varias veces al mes, alguna vez en su casa y otras en el coche era una mujer muy fogosa y siempre estaba dispuesta y yo mas aun.

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