Julia tenía 42 años, estaba casada
con un tío que ejercía de comercial y pasaba todo el día fuera, incluso algún
fin de semana por estar fuera de la comunidad. Era vecina de uno de mis
cuñados. La conocí una tarde que fui a la celebración del cumpleaños de uno de mis
sobrinos y su hijo de 10 años estaba invitado.
Mi cuñada era habitual comunicarme
por el Messenger. Un día en uno de los correos que me enviaba vi el de una tal
Julia, y pensé que podría ser ella, la añadí y ella me acepto.
Durante un tiempo hablábamos cada
tarde, al principio opte por no decirle quien era para después sorprenderla
pero las conversaciones se fueron haciendo mas intimas sobre temas de sexo,
pensé que si le decía quien era me dejaría de hablar y decidí espera hasta intimar
mas con ella y ver como respondía.
Bromeando tocábamos temas eróticos hasta
llegar a las relaciones intimas, ella se mostraba abierta al dialogo, así que
decidí no decirle quien era por miedo a perderla.
La primera vez que hablamos de sexo
fue con motivo de una noticia de aquél día había salido en la tele de un
fotógrafo que hacía fotos de miles de personas desnudas. Hablamos de la
fotografía de desnudos y a los dos nos gustaba.
- Yo no la practico por falta de modelos.
Le dije cosa que le hizo mucha gracia,
después de un rato de conversación sobre el tema.
Me decía que debía tener mucho éxito
con las mujeres, porque lo habíamos comentado en alguna ocasión, siguió
diciendo que habiendo tenido tantas novias bien podría tener material para
hacer una exposición. Me reí mucho y le pregunté cuántos novios había tenido
ella, me contestó que sólo uno, le dije que no me lo podía creer.
- Sólo tuve un novio y me casé muy joven.
Me dijo y me preguntó a cuantas
mujeres 'conocía íntimamente'.
Le dije en broma que mi éxito con las
mujeres no era por la cámara sino por el objetivo, en clara alusión al
tamaño de mi pene.
- Dicen que el tamaño no importa.
- Sí, pero eso no se lo cree nadie.
- Tu te lo crees?
Le respondí.
Nos reímos y aproveche para preguntarle si su marido estaba bien dotado.
- ¿Cuánto es bien dotado?
Me preguntó.
- Entonces la tiene pequeña.
Le respondí y volvimos a reírnos.
- ¿Cuáles son tus medidas?
- 22 cm .
y bastante gruesa.
Se le escapo una carcajada y me dijo
que no me creía.
- No te miento es cierto.
Le dije con mucha seguridad.
Por su tono de voz pensé que estaba
muy excitada.
- ¿Y tiene buen 'rendimiento'?
Le volví a responder con mucha
seguridad.
- La que prueba quiere repetir.
- Casi todas las mujeres con las que he estado han llegado al
orgasmo mientras follábamos, algunas varias veces.
Le seguí comentando.
- Me encanta sentir vuestro orgasmo. Los gemidos, los espasmos.
Ella no decía nada, solo escuchaba
como si no supiera lo que era un orgasmo.
- ¡Qué suerte tiene tu mujer o tu novia!
- No tengo ni una cosa ni la otra.
Le mentí. Le dije que me hablase de
su sexo.
- ¿Qué quieres saber?
Respondió sorprendida.
- ¿Qué cómo es? ¿Grande?, ¿pequeño?, ¿bonito?, ¿feo?, ¿rubio?,
¿negro?, ¿peludo?, ¿depilado?
Tras una pausa ella respondió.
- Bonito, al menos a mí me gusta.
- Creo que pequeño, no sé si cabría tu pene.
- Seguro que sí.
Respondí, acompañándolo de risas.
- Lo tengo rubio y muy arregladito.
- Me gustaría verlo.
- ¿No te lo crees?
- Me lo creo, pero me gustaría verlo.
- Ahhhhh! siii. Estas loco jajaja.
Seguíamos riéndonos mucho.
- También a mi me gustaría ver el tuyo.
Respondió inconscientemente.
- Podría enviarte una fotografía, pero no quiero asustarte.
Le dije.
- jajaja. Tan grande es.
Volvimos a reírnos y me dijo que no se
asustaría.
- ¿Seguro?
- Seguro.jajaja.
Poco después le enviaba una foto de
mi pene semi flácido, no estaba en total erección pero se apreciaba su gran
tamaño.
- Buena foto.
Contesto y volvimos a reírnos.
- Es que la cámara es muy buena.
Respondí.
- Y el objetivo también.
- Ahora mándame una foto tuya.
- No tengo ninguna equivalente.
- Bueno, pues me la debes.
- Vale.
Me atrevi a preguntarle.
- ¿Estás excitada?
Tras una pausa algo más larga que
antes contestó.
- Síii.
- Me gustaría estar ahí a tu lado para apagar ese fuego de entre
tus piernas.
- ¿Y tu, estás excitado?
- ¡Imagínate!, puedo escribir con el pene.
Volvimos a reírnos y le pregunte.
- Mira la foto y dime si te
gustaría probarla.
Notaba su excitación por su manera de
escribir.
- Síii. Mucho.
- ¿Te gustaría acariciarla?
- Sí.
- ¿Te gusta el sexo oral?
Me preguntó.
- Me gusta más follar, especialmente coñitos como el tuyo.
Le respondí y volvimos a reírnos.
- Tiemblo de pensar tal posibilidad.
- Te mando otra foto para que te hagas a la idea.
Cuando recibió la foto escribió,
- Es impresionante.
- ¡Es enorme, tendré pesadillas esta noche!
- Seguro que no hay photoshop?
Nos reímos.
- Seguro. Y seguro que te cabria toda.
- ¡No estoy tan segura jajaja, es enorme!
- ¡Pues tendrías que ver como esta ahora!
- Yo también estoy muy excitada.
- ¿Qué ropa llevas puesta?
- Unos vaqueros y una blusa.
Aflójate el pantalón le seguí
diciendo.
- ¿Lo has hecho?
- Sí.
- Tócate la rajita.
- ¿Está mojada?
-Síii mucho.
- Tócate.
- Nooo.
- No seas tonta, tócate veras como te gustara.
- Es que no lo he hecho nunca.
- Nunca te has masturbado.
- Noo.
- Métete un dedo y acaríciate el clítoris.
Tardo en contestar. Unos segundos
después le volví a preguntar.
- ¿Julia lo has hecho?
La notaba tan excitada que estaba
seguro que lo había hecho.
Tardó en contestar pero al final.
- Sí.
Acaríciate, le dije y continué diciéndole.
- Imagínate mi polla abriendo tu rajita.
- Muy lentamente.
- Tu coñito se abre poco a poco.
- Nunca lo has sentido tan abierto.
- Te Imaginas mi polla entrando y saliendo en tu coñito.
- Sería capaz de follarte dos veces sin sacarla.
- La primera vez me correría en tu coño y la segunda en tu boca.
- Seguro que nunca te han llenado la boca de semen.
- Nooo.
Contesto ella con un no largo, seguro
que estas gimiendo al imaginártelo le respondí yo.
Durante varios minutos estuve escribiéndole
lo que sentiría si la tuviera entre sus piernas, finalmente le pregunte.
- Seguro que tu coño esta babeando todo mojado.
Continúe diciéndole cosas como esas,
ella no respondía, porque seguro se estaría masturbando y de golpe cerró el
Messenger.
Una semana más tarde volví a entrar al Messenger a la hora que sabía se
encontraría Julia. El corazón me latía con fuerza mientras esperaba su
respuesta.
- Hola Julia, buenas tardes.
- Buenas tardes José.
Contestó.
Después de los saludos y de que ella
intentara justificar por marcharse de repente le pedí disculpas yo por si se había
enfadado conmigo por lo ocurrido, ella respondió que no estaba molesta ni
enfadada conmigo, solo avergonzada por lo que pudiera pensar de ella. Comenzamos
a charlar de lo sucedido en los días anteriores hasta llevarnos de nuevo al
tema de sexo.
- ¿Cuántas veces has follado en estos días que no hemos hablado?
Le pregunte.
- No te lo voy a decir.
- Porque?
- Porque no esas cosas no se explican.
- Y tu cuantas veces lo has hecho?
- Yo ninguna, solo he pensado en ti.
- Jajajaja, no te creo, seguro que tienes muchas esperando tu
herramienta.
- Me lo vas a decir o no?
- Sólo una vez, mi marido es todo lo contrario de un adicto al
sexo, él tiene suficiente con una dosis a la semana.
- ¿Y tu también tienes con una sola vez?
- Puede que algo más, pero me conformo con lo que tengo.
- ¿Estás excitada de nuevo?
- No empieces de nuevo que cierro.
- Estas o no estas?
- Síii.
- Yo te saciaría hasta dejarte agotada gustosamente.
- Te creo.
Me respondió con un jajá jajá.
- ¿Follarías conmigo?
Le pregunté.
Una pausa y contesto.
- No lo sé, no te conozco.
Me dijo mientras yo le enviaba una
foto mía 'normal'
- Estás muy bien.
Me dijo.
- Sin ropa, gano mucho.
- Ya me lo imagino jajaja.
- Seguro que tu también.
Le dije y le recordé que me debía una
foto, me contesto que no tenía fotos como la que yo quería pero que me iba a
enviar una foto normal.
Me envío una del verano del año
anterior, que me gustó porque estaba muy bien y además estaba sola. La foto era
en un paseo marítimo y la verdad es que Julia es una mujer muy guapa y con un
bonito cuerpo.
- Estás muy bien, eres muy atractiva.
- Gracias.
- Yo no dudaría un solo segundo en follarte.
- Te creo jajajja.
- Seguro que no lo olvidarías nunca.
Ella no contesto.
- Podría ser cualquier tarde si tú quisieras.
- Vivo solo en un apartamento pequeño pero tengo una cama muy
grande.
- ¿Qué me respondes?
- Que no puede ser, estoy casada.
- ¿Qué te dice tu cuerpo?
- No entiendo.
- Tócate los pechos.
- ¿Seguro que están duros?
- Sí.
- Ahora tócate el coño.
- ¿Seguro que está mojado preparado para follar?
Tardo unos segundos en contestar
- Síii, seguro que si.
- Entonces tu cuerpo quiere follar conmigo.
- Jajaja que lioso eres. No puede ser soy una mujer casada y no
quiero serle infiel a mi marido.
- ¿Contéstame solo a una pregunta?
Le pregunte, después de unos segundos
de silencio.
- Te gustaría, o no te gustaría follar conmigo?
- No lo se José, no se lo que quiero.
Ella no sabía qué responder, pasaron
unos segundos, y entonces le volví a preguntar.
- Quieres jugar un poco?.
- ¿Qué llevas puesto?
- Un vestido.
- Sácate las bragas.
- ¿Ya, jajajaja, así de sopeton?
- Si ya, bragas fuera.
-Acaríciate.
- ¿Lo tienes hinchado?
- Sí.
- ¿Está mojado?
- Si, mucho.
- ¿Está caliente?
- Sí.
- ¿Me dejarías que te follase ahora?
- te metiera mi polla hasta el fondo?
- Sí, siii.
- Te gustaría que llenara tu rajita con mi verga tiesa e hinchada?
- Que fuera abriendo tu rajita hasta topar con mis huevos en la
entrada?
- Primero te follaría lentamente, hasta que te corrieses varias
veces antes de corredme en tu coño.
Seguí diciéndole cosas hasta que le
dije que ya era suficiente.
- Joder tío como me pones ohhhhh.
- ¿Te has corrido?
Le pregunte.
- Síii. Ha sido mejor que un polvo de mi marido.
- Un polvo mío seria mil veces mejor.
- Me ha encantado.
- ¿y tu te has masturbado?
Me preguntó.
- No. Guardo mis ganas para cuando te pille bajo mi cuerpo, porque
estoy convencido que un día estaremos juntos.
- Jajá jajá, hay que ver como eres.
Entonces me dijo que ya era muy
tarde, que su hijo estaba a punto de llegar y tenía que cerrar, le dije antes
de cerrar.
- Hasta otro día Julia. No olvides que me debes una foto de tu
coñito.
- Jajá jajá, bueno vale veré que puedo hacer.
Pasaron tres o cuatro días hasta que
volvimos a encontrarnos de nuevo, por medio hubo un fin de semana.
El martes por la tarde nos volvimos a
encontrar y mientras nos saludábamos me envío la primera foto, diciendo que era
una que había visto en Internet que le había gustado y quería saber mi opinión.
- Preciosa foto. Bien de encuadre, bien de color, bien de
composición.
- jajá jajá.
- Bien de profundidad de campo?
- Eso habría que comprobarlo.
Le respondí.
Aquella tarde fue tomando forma la
posibilidad de vernos alguna tarde. Las conversaciones eran cada vez más
ardientes y subidas de tono, yo no dejaba de insistir en vernos y ella aunque lo deseaba se negaba porque miedo a que
pudieran vernos. Me decía que no tenía problemas para 'escaparse' una tarde,
pues su marido salía de casa a las 9:30 y regresaba siempre después de las
ocho, pero la idea de serle infiel a su marido la retraía.
Al final ocurrió lo inevitable y
quedamos para vernos.
La primera cita fue un día de
mediados del mes de mayo. Me dijo que le había dejado una nota a su hijo para
cuando llegara, que había salido de compras, que tenía la merienda en el
frigorífico, y que llegaría sobre las 8, como muy tarde.
Habíamos quedado a las 4 desde su
casa no tardaría mas de media hora en llegar Yo la esperé en una gasolinera en
la entrada de la ciudad donde vivía.
Al reconocerme se sorprendió y quiso
marcharse, la convencí para que no lo hiciera diciéndole que no le había dicho quien
era por miedo a que no aceptara mi proposición de conocernos, que no se lo había
dicho por miedo a perderla y que desde el día que la vi en casa de mi cuñada no
dejaba de pensar en ella. La invité a tomar un café, pero ella no acepto
alegando que tenia miedo que alguien pudiera vernos juntos, salimos y en su
coche seguimos hablando, le dije que la deseaba mas que a ninguna de las
mujeres con las que había estado pero que si ella no sentía lo mismo lo dejaríamos
correr, que no estaba obligada a hacer lo que no deseara hacer.
Julia era una chica no muy alta rubia
y algo llenita, con un bonito cuerpo dos bonitos senos. Su belleza me fascinaba
y así se lo decía, después de un rato de hablar en el coche la convencí para que
fuéramos a mi casa como habíamos quedado por el Messenger y si al final decidía
marcharse sin que hiciéramos nada lo comprendería. La notaba muy nerviosa, le
temblaban los labios al hablar. Ella siguió mi coche y unos minutos más tarde
estábamos en mi apartamento.
La invite a una coca cola y seguimos
hablando en el sofá, poco a poco se fue tranquilizando y nos besamos, apreté su
cuerpo con fuerza contra el mío. Interrumpimos el beso porque ella quería ir al
baño. Cuando volvió del baño volvimos a besarnos, esta vez, metí mis manos bajo
su falda y mis manos acariciaron su culo por encima de la fina braguita. La sentía excitadísima, pero se limitaba a dejarme
hacer a mí, con los ojos cerrados. Mi mano buscó su sexo bajo la prenda intima,
estaba mojada, acaricie la raja muy despacio y un dedo entró dentro, al
sentirlo su cuerpo experimento una sacudida. Un poco después, le baje bragas hasta
sacárselas por los pies metiendo mi cabeza entre sus piernas y absorbiendo el
aroma de su excitado sexo por primera vez, eso me excito hasta el punto que mi
pantalón estaba a punto de reventar. Seguíamos de pie, besándonos y acariciándonos.
Le dije
- Será mejor irnos a la cama, ¿Qué te parece?
- Síiii.
Me respondió en voz baja entrecortada
por la excitación.
La conduje hasta la habitación. Le
quité la blusa, el sujetador, después la falda. La tenía frente a mi totalmente
desnuda.
De pie, ella me observaba como me
quitaba primero la camisa luego el pantalón, cuando me quité el slip, observé
su cara de estupor al ver mi pene totalmente tieso e hinchado al máximo.
Sin dejar de mirarnos la lleve hasta
la cama y la tumbé en el medio de la cama, abrí sus piernas y me acomodé de
rodillas entre sus piernas me puse preservativo, y con una de mis manos apunté
el pene en la entrada de su raja, sentí como su raja se abría al máximo para
dar cabida a mi pene, la fui penetrando lentamente.
Ella se estremecía a cada empujón que
le daba para seguir hundiéndome dentro de su estrecha rajita. Gemía y me decía
palabras entrecortadas que no entendía. Sentía como su respiración se agitaba
cada vez mas al sentir como se la metía y la sacaba, pasó sus brazos alrededor
de mi cuello y me besó con pasión para ahogar sus quejidos y gemidos.
A cada embestida una corriente de
placer recorría todo su cuerpo. Yo me
movía lentamente, pero la apretaba con fuerza cuando llegaba al fondo de su
estrecho coñito, eso la volvía loca. Gemía y gritaba y volví a ahogar sus gemidos con mis labios
mientras le decía.
- Relájate, deja tu mente en blanco.
Le decía al oído, sin dejar de moverme
dentro de ella.
La abracé con fuerza. Nuestros
cuerpos parecían uno.
Sus gemidos eran cada vez más fuertes,
más profundos y largos.
- Así, así... Déjate llevar.
- Disfruta del polvo.
Le faltaba el aire, casi no podía
hablar. Sentí como una corriente de placer atravesaba su cuerpo, la abracé
todavía con más fuerza al tiempo que Julia cada vez suspiraba con más fuerza.
- Deja que tu cuerpo tome el mando.
Le gritaba y seguía fallándola al
mismo ritmo y unos minutos después sus piernas comenzaron a temblar hasta
quedar exhausta sobre la cama con las piernas abiertas y su respiración ahogada.
Después de este primer asalto me dijo
que nunca había sentido nada igual, que cuando creía que ya había entrado mi
pene del todo, de un nuevo apretón sintió como si se le rasgara el coño
entrando un buen trozo mas y sintió mis testículos entre sus ingles decía que
casi se desmaya del gustazo.
Mas tarde me confeso que nunca le
había ocurrido algo así cuando lo hacia con su marido, entonces supe que era su
primer orgasmo. No tenía aire para hablar, se agitaba debajo de mi cuerpo, que
seguía moviéndome lentamente dentro de ella, sentí de nuevo como su vagina
estallaba en convulsiones, seguí moviendo el pene muy lentamente en círculos y
creí que se desmayaba de placer mientras se retorcía y gemía hasta correrse de
nuevo quedando exhausta casi sin poder respirar.
Dejé de moverme manteniendo mi cuerpo
bien apretado dentro de ella. Su vagina todavía palpitaba. Sentía como apretaba
mi pene que aun permanecía duro dentro de su coño, en toda su extensión y
volumen.
Cuando su respiración volvió casi a
la normalidad me dijo con voz entrecortada.
- Nunca he sentido algo tan fuerte y tan placentero.
- Por momentos pensé que me desmayaba, que me meaba y cagaba sin
poder evitarlo.
Me decía mientras me besaba
fuertemente en los labios.
Hablábamos de lo ocurrido abrazados
mientras una de sus manos me agarraba el pene con la mano izquierda y me decía sobre
su enorme tamaño, yo le pregunte si le gustaría chuparmela.
Me decía que nunca se la había
chupado a su marido y que la mía era tan gorda que no le cabria en la boca. Me
levanté y fui a buscarle algo de beber ya que decía tener la garganta seca.
Cuando se acabó de beber la coca-cola
me preguntó por la hora, eran casi las siete.
- Tengo que irme, no quiero que mi marido llegue y no me
encuentre en casa.
- ¿A qué hora tienes que estar en casa?
- Quiero llegar antes de las ocho.
Me dijo si podía ducharse y después
de hacerlo se vistió y se marcho con un beso y prometiendo volver a escaparse
alguna otra tarde.
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